Unos 300.000 hombres españoles con disfunción eréctil necesitarían una prótesis de pene para disfrutar de una vida sexual plena, ya que no responden a otros tratamientos o presentan disfunción eréctil severa, por ejemplo, tras un trauma.

Así lo declaró ayer el doctor Mariano Rosselló Barbará, director del VIII Curso de Implantes de Prótesis de Pene, que organiza el Instituto de Medicina Sexual en el Hospital Universitario Madrid Sanchinarro y en el que se presentó un nuevo implante del órgano sexual masculino más ergonómico.

Se calcula que más de 2 millones de españoles sufren disfunción eréctil, aunque la prevalencia aumenta con la edad. Así, entre los 18 y los 40 años afecta al 17% de los hombres; entre los 40 y los 70 años al 47% y, a partir de los 70 años, al 72%. En un 15% de los casos se requiere implante de prótesis de pene.

Sin embargo, advirtió Rosselló, "aún sigue siendo una minoría los que reciben una, en parte por falta de información y en parte por miedo a preguntar".

Un estudio publicado este mes en la revista Journal of Sexual Medicine demuestra que más del 60% de los pacientes a los que se les implantó un dispositivo con una válvula inflable lo utilizaban al menos una vez a la semana.

Además, según el experto, "la mayoría de los pacientes retornan a la actividad sexual relativamente rápido, con una alta frecuencia de uso de sus prótesis".

Una investigación anterior, publicada en el número de marzo de la revista World Journal of Urology, comprobó que el 90% de los cerca de mil pacientes analizados que recibieron un implante en los últimos 30 años estaban satisfechos con el resultado y lo volverían a hacer. La conclusión fue que "la cirugía de prótesis de pene es segura y una opción de tratamiento perdurable en disfunción eréctil", apuntó el doctor.

En el curso se presenta una mejora en la adaptación de las prótesis a la anatomía del paciente con un depósito en forma de trébol. Rosselló explicó que este depósito o reservorio almacena el líquido que, mediante un sistema de bombeo, rellena los cilindros de la prótesis que se implantan en los cuerpos cavernosos del paciente y posibilitan una erección.

A su juicio, "su forma de trébol, a diferencia de los anteriores, en forma de botella, hace más cómoda su inserción y su anclaje en el espacio creado por el cirujano".