Aproximadamente el 23 por ciento de los cánceres diagnosticados en la mujer son ginecológicos, pese a que son neoplasias prevenibles en algunos casos, además de altamente curables cuando se realiza un diagnóstico precoz con los medios diagnósticos y terapéuticos adecuados, según sostiene el doctor Vargas Lazcano, especialista en Ginecología y Obstetricia de la Unidad Integral de Oncología Ginecológica de USP Sagrado Corazón.

En un comunicado remitido este jueves por USP Sagrado Corazón, este experto ha expuesto que el cáncer de cuello uterino es el segundo cáncer ginecológico más frecuente en mujeres después del de mama en el mundo. Aproximadamente el 47 por ciento de las mujeres con carcinoma invasivo de cérvix se diagnostica antes de los 35 años. Según la Asociación Española contra el Cáncer, entre el 80 y el 85 por ciento de los casos se registran en países en vías de desarrollo. Esto se debe a las campañas de diagnóstico precoz, que han jugado un papel esencial en la disminución de la incidencia de este tumor en los países desarrollados.

Para Vargas Lazcano, "hace unos años, este tipo de cáncer era bastante desconocido entre las mujeres. Sin embargo, ahora están más concienciadas, suelen acudir habitualmente a revisiones ginecológicas y están más informadas. Además, a nivel médico, hay más preocupación por el diagnóstico precoz, es decir, por el diagnóstico de las enfermedades pre-neoplásicas".

La edad de mayor riesgo de padecer cáncer de cérvix, continúa Vargas, se encuentra entre los 35 y los 60 años y se manifiesta a través de un sangrado vaginal inusual en periodos fuera de la menstruación y durante la menopausia, o bien tras el coito, mayor secreción vaginal, dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.

El cáncer de cérvix no tiene ninguna influencia genética. "El cáncer de cérvix es una rara complicación de una enfermedad muy común como es la infección del cuello uterino por el virus del papiloma humano, que es una causa necesaria pero no suficiente para desarrollar el cáncer de cérvix", asegura este experto.

Ha resaltado que la mayoría de las mujeres con infección por HPV no desarrollarán un cáncer de cérvix. Generalmente la infección desaparece sin ningún tratamiento, gracias a que el sistema inmune de la mujer ha sido capaz de controlar la infección viral. La infección por HPV puede estar presente durante años sin producir ninguna enfermedad ni, por supuesto, causar ningún síntoma.

Tal y como afirma el Doctor Vargas Lazcano, las vacunas son la mejor manera de prevención de esta enfermedad junto con la información, el uso del preservativo, además de evitar conductas sexuales "de riesgo". "Ambas vacunas han demostrado su eficacia. Son inocuas, no tienen contenido genético y no introducen en el organismo genes virales. La edad recomendada de vacunación según la EMEA (Agencia Europea de Medicamentos) está entre los 9 y los 26 años, aunque hay países como Australia que vacunan a sus mujeres hasta los 40 años. Debido a que son vacunas profilácticas, lo ideal es hacerlo antes de haber mantenido relaciones sexuales para evitar así, el contagio por el virus", continua el comunicado. "Con la vacuna se estima que evitaremos 8 de cada 10 de cánceres de cérvix, pero quedará siempre la posibilidad de tener alguno de esos dos que se nos escapan y por este motivo todas las mujeres vacunadas deben seguir sus controles con la periodicidad que su ginecólogo le marque", agrega la nota.

En este marco, USP Sagrado Corazón celebra este viernes y sábado las ''II Jornadas sobre cáncer ginecológico: práctica clínica desde la sospecha a la enfermedad'', con el fin de compartir protocolos y poner en común los avances en el tratamiento de las patologías oncológicas que afectan a la mujer, así como de las nuevas tendencias en el manejo de las mismas.