El conocimiento de Canarias en extracción y gestión del agua es puntero a nivel mundial y puede ser exportable, incluso para la cooperación internacional, a países con islas volcánicas y que, como en el caso de algunas de ellas en Latinoamérica y el Pacífico, dependen exclusivamente de la desalación.

Así lo indica en una entrevista el profesor de la Escuela de Ingeniería Civil e Industrial de la Universidad de La Laguna Juan Carlos Santamarta que, entre otras actividades, colabora en proyectos relacionados con la técnica del agua en terrenos volcánicos con el Centro de Investigación del Agua de Hawai y la Universidad de Azores.

Juan Carlos Santamarta, que también es ingeniero de Montes, señala que el nivel de conocimiento hidrogeológico desarrollado en Canarias en cuanto a la extracción de aguas subterráneas, desalación y reutilización de los recursos hídricos se puede trasladar a otras islas para mejorar su gestión en este ámbito.

"La ciencia del agua en Canarias puede aportar muchos conocimientos en la cooperación internacional", detalla el investigador, quien cita como ejemplo el caso de islas de Honduras que dependen exclusivamente de la desalación y tienen un coste muy elevado de mantenimiento.

"Si se les proporciona el conocimiento sobre la extracción sostenible habría un coste muy inferior a lo que puede valer hacer una galería en Canarias, que puede tener ahí un vector de cooperación muy importante en la colaboración en materia de extracción y gestión del agua", afirma.

Canarias ya realiza proyectos de cooperación en materia de desalación de agua mediante energías renovables en países como Marruecos, pero "no solamente hay que explotar esa vía: hay otra en la que no tenemos competencia que es la del conocimiento hidrogeológico", detalla Santamarta.

En el archipiélago, respecto al agua subterránea, se utilizan técnicas de última generación, como los métodos hidrogeoquímicos para evaluar si se está extrayendo agua que es sostenible o fósil, pues si la que se extrae tiene más de 20.000 años se trata de "minería", pero si procede de una edad más reciente, como el agua de recarga, menos cargada de sales "es el agua correcta".

También la geofísica, más concretamente la tomografía eléctrica, puede detectar la posición del acuífero insular si se corrobora con los niveles obtenidos en las galerías y los pozos y así podrían reperforarse o construir nuevas galerías.

Este conocimiento científico y tradicional no se tiene en muchos entornos insulares a los que podría exportarse, de forma similar a cuando hace unos 200 años se trasladó a Almería, y hace un siglo al desierto del Neguev en Israel, el uso del lapilli volcánico -los arenados- para retener el agua en Lanzarote.

Curiosamente, los nativos de Hawai hacían un reparto del agua igual al que se hacía antiguamente en Canarias y Santamarta cree que se puede proyectar la influencia científica en todas las islas del Pacífico y Latinoamérica, de forma similar a la difusión de los conocimientos en materia de vigilancia volcánica.

"¿Por qué no exportar la geotecnia y el conocimiento en infraestructuras y agua? Ahí hay un vector científico muy importante porque estamos muy avanzados en ello", detalla el profesor, que ha publicado en internet -con libre acceso- el primer manual de aprovechamiento de recursos hídricos en terrenos volcánicos.

También en breve Santamarta va a publicar un libro sobre el aprovechamiento y gestión del agua en islas volcánicas, en un proyecto en el que participan más de 20 investigadores de diferentes instituciones científicas españolas.

Con esta publicación se trata de dejar constancia sobre la historia y los tipos de aprovechamiento del agua durante los últimos cien años en Canarias y su vinculación con otros archipiélagos como Azores y Madeira, al tiempo que se analiza cómo ha evolucionado este asunto en sitios tan distantes como Hawai y otras islas del Pacífico.

"Se trata de que no se pierda este conocimiento porque cada vez se dedica menos gente a las galerías, la obra magna de la ingeniería hidráulica canaria", advierte el investigador, quien señala los paralelismos en la gestión hídrica con otras islas del Mediterráneo como Malta, con 400.000 habitantes en una superficie similar a La Gomera.

En Canarias además cada vez se debe perforar mucho más que en otros terrenos para extraer el agua, de forma que hay pozos hasta a 700 metros de profundidad, y otro problema en terrenos volcánicos es el transporte del recurso, pues no coincide el lugar de extracción con el de consumo y de ahí que en Tenerife haya casi 4.000 kilómetros de conducciones y numerosas galerías esparcidas por la geografía insular.

Añade Juan Carlos Santamarta que en Canarias está bajando lentamente el nivel freático y se está extrayendo más agua que la que se recarga, por lo que a su juicio se precisa "una pluralidad de fuentes" y se debe combinar la desalación con la extracción sostenible del agua de galerías, donde sea posible, para no dejar toda la oferta de agua en manos del acuífero insular y que el empeoramiento de este sea irreversible.

Además habría que investigar si es posible buscar nuevos yacimientos de agua "siempre que no se la quiten a otras galerías" aunque el problema, agrega, es que la extracción subterránea precisa de un estudio hidrogeológico previo que puede durar años, no es tan inmediato como construir una planta desaladora de ahí la gran desventaja de las galerías, pero estas no tienen el hándicap de los grandes consumos energéticos.

Subraya también el investigador la necesidad de potenciar el concepto de ahorro de agua "porque se está perdiendo el concepto del aljibe", que ha funcionado durante muchos años en islas como Lanzarote y El Hierro.