Poco antes de las doce del mediodía de ayer llegaron al colegio Santa Illa de Madrid los mismos camiones que el jueves habían vaciado el centro escolar por la elevada deuda de su propietario con la Seguridad Social, acumulada desde hace 20 años.

Aunque el embargo no ha sido levantado, un acuerdo ha permitido que sea el propio centro el encargado de custodiar el mobiliario.

Esto posibilitará que los niños, unos 150 de entre 3 y 17 años, vuelvan el lunes a clase, mientras que el propietario del centro busca una solución para saldar la deuda de cerca de un millón de euros. De hecho, ayer avanzó que tratará de llegar un acuerdo con la Seguridad Social y la Consejería de Educación para proseguir su actividad el próximo curso.

El colegio tiene pendientes deudas acumuladas con la Seguridad Social por valor de 992.263 euros, según consta en el auto del juzgado madrileño que autorizó el embargo del centro el pasado 22 de diciembre y al que ha tenido acceso Efe.