El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, defendió ayer que el aborto supone "el suicidio demográfico, psicológico y moral de la mujer" y es "signo de una sociedad enferma".

En un artículo remitido a los medios de comunicación, Munilla se refirió al hallazgo por parte de un indigente el pasado enero de un bebé abandonado por su madre en la Iglesia de San Sebastián, tras lo cual fue detenida la progenitora, que declaró que se había visto obligada a abandonarlo por falta de recursos.

El obispo donostiarra se mostró sorprendido de que "se hablara de ella con la misma admiración y extrañeza como cuando salta la noticia en el barrio de un premiado por la lotería". En este sentido, dijo haber escuchado "a muchas personas" exclamar que le podían haber dado a ellos el bebé. Según Munilla, el hecho de que aquel suceso "haya pasado de largo, sin una reflexión crítica sobre los valores contradictorios de nuestra cultura", supone "un síntoma más de la dictadura del relativismo que padecemos, que nos prohibe salirnos de la ''partitura'' de lo políticamente correcto".

El obispo indicó que a pocos metros de la Iglesia donde fue hallado este niño existe una "clínica abortista, en cuyo escaparate se publicita el aborto, como si de una ortodoncia se tratase".

"Paradójicamente, si aquella joven madre hubiese elegido esta otra puerta, no habría sido noticia, ni habría sido detenida, ni tendría que afrontar ahora la previsible pena de dieciocho meses a tres años de cárcel, por abandono de un menor", señaló, para preguntarse si se trata del "mundo al revés". Tras felicitarse de que el niño abandonado vive, y será acogido por unos padres que "lo amarán como a uno más de sus hijos", se cuestionó sobre cómo es posible que tantos "suspiren por lograr una adopción en el extranjero y al mismo tiempo se sacrifique la vida de miles y miles de inocentes".