Los residuos de las cuatro bombas nucleares que cayeron accidentalmente en Palomares (Almería) y parte del material que se dispersó en el medio ambiente en 1966 están "pendientes" de la respuesta de Estados Unidos a la posición planteada por España de que la "única solución definitiva posible" es la retirada del suelo contaminado por parte del país norteamericano.

Así, según un documento técnico del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), el asunto se encuentra actualmente en manos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y de sus máximas autoridades, tras diversos contactos a nivel diplomático entre ambos países.

En este documento, se recuerda que tras una primera limpieza efectuada en 1966, España y Estados Unidos "han venido colaborando" en el seguimiento de los habitantes de la zona y en la evolución de la contaminación residual en el ambiente.