Unos 2,6 millones de personas mueren cada año en accidentes de tráfico o por respirar el aire contaminado de las ciudades, generado sobre todo por el transporte. Mejorar esta situación pasa por dejar el coche en casa y apostar por caminar y por moverse en bicicleta, una medida que, además de ayudar a reducir la contaminación, podría prevenir algunos de los 3,2 millones de fallecimientos que se producen en el mundo a causa de enfermedades ligadas a una vida sedentaria.

Este es la clave del último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los beneficios sanitarios de la lucha contra el cambio climático, presentado en la 17 Conferencia de las Partes (COP17) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que arrancó la pasada semana en Durban (Sudáfrica).

El 23 por ciento de las emisiones directas de CO2 a la atmósfera proviene del transporte y son los medios terrestres los que generan un mayor porcentaje de este dióxido de carbono, en concreto el 16,5 por ciento, según datos de 2008. El informe calcula que, en los actuales escenarios, las actuales emisiones serán mayores.

Según este informe, fomentar el uso de la bicicleta y el transporte público o ir caminando a casa o al trabajo son las medidas, junto con el mejor aprovechamiento de la tierra, que podrían proporcionar "mayores y más inmediatos beneficios en salud que mejorar la eficiencia de los vehículos o sus combustibles".

En concreto, promover el denominado "transporte activo" reduciría las enfermedades respiratorias y cardiovasculares relacionadas con respirar aire contaminado, los daños en accidentes de tráfico y el estrés acústico. Además, hacer más deporte podría prevenir algunos cánceres y muchos casos de diabetes tipo 2.