El 80 por ciento de la mortalidad infantil tiene su origen en enfermedades relacionadas con el agua y al menos 1,2 millones de niños mueren por diarrea, según informa la ONG Acción contra el Hambre con motivo de la celebración del Día Mundial del Saneamiento.

El responsable de Agua y Saneamiento de Acción contra el Hambre, Pablo Alcalde, explicó que "pese a que existen soluciones sencillas que podrían asegurar un saneamiento básico a los 2,6 millones de personas que carecen de él, la comunidad internacional suele olvidarse de este sector en sus programas de cooperación y los gobiernos del sur suelen relegarlo en la lista de prioridades de inversión, por ser una intervención sin réditos políticos a corto plazo".

Señaló que "hay que abordar este reto con decisión en los países en desarrollo, igual que se hizo en Europa durante la industrialización y la creación de las grandes urbes, reduciendo drásticamente los niveles de mortalidad".

Por su parte, el técnico de Agua y Saneamiento de Acción contra el Hambre, José Luis Diago, denunció que el saneamiento está "en el vagón de cola de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, siendo una de las metas en las que menos avances se han logrado".

Acción contra el Hambre subrayó que "aunque en el imaginario colectivo el saneamiento está asociado con una fuerte inversión pública en infraestructuras, existen soluciones sencillas al alcance de los países en desarrollo que podrían aliviar en gran medida esta carencia" y que no se reducen a la construcción de letrinas y obras de drenaje.

Así, en Filipinas, la ONG ha creado estructuras sociales para la recogida de basuras y ha concienciado a la población sobre la importancia de garantizar una gestión adecuada de los residuos sólidos para garantizar la salud pública. En esta línea, en Angola, el trabajo en saneamiento ha reducido un 60 por ciento la incidencia de enfermedades diarreicas (sobre un 12 por ciento después de concluir un proyecto de abastecimiento de aguas) al cortar las principales rutas de transmisión de este tipo de enfermedades con actividades de saneamiento y de promoción de la higiene.

Hambruna en Somalia

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) manifestó ayer su "satisfacción" por el hecho de que se hayan reducido las zonas de hambruna en Somalia aunque advirtió de que, pese a esta mejoría, "miles de niños siguen en peligro" en el país africano.

En un comunicado, UNICEF dijo que recibe con "satisfacción" la reducción de zonas de hambruna en el sur del país desvelada por el último estudio de la Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU, por sus siglas en inglés).

"Gracias al fuerte apoyo de donantes de todo el mundo desde que se declaró la hambruna en julio, se ha salvado la vida de miles de niños", afirmó el representante de UNICEF en Somalia, Sikander Jan. Según las últimas conclusiones de la FSNAU, el estado de hambruna continúa en las zonas de Medio Shabelle y en las áreas de desplazados de Afgoye y Mogadiscio, pero en Bay, Bakool y Bajo Shabelle se ha pasado de hambruna a niveles de emergencia, una categoría inferior.

Aunque la desnutrición global aguda y la tasa de mortalidad han descendido en muchas áreas, UNICEF recordó que "los índices de desnutrición continúan estando por encima de los niveles de hambruna en gran parte del sur de Somalia". "Las tasas de mortalidad infantil también se mantienen por encima de los niveles de crisis en varias zonas", señaló.

En esta misma línea, la agencia de Naciones Unidas alertó de que "es probable que los brotes a gran escala de enfermedades alcancen su punto álgido durante la actual temporada de lluvias e inmediatamente después".

Esta previsión, sumada a "la proximidad de la temporada de mayor escasez de alimentos, entre marzo y julio", dejará a los niños durante meses "en una situación de extrema vulnerabilidad ante la muerte y las enfermedades".

UNICEF subrayó que en la actualidad cuatro millones de personas continúan necesitando ayuda en Somalia.