Los daños generados por el hundimiento del petrolero "Prestige" en noviembre de 2002 y la posterior marea negra generada ascienden a unos 1.500 millones de euros, según anunció hoy el profesor Albino Prada de la Universidad de Vigo, quien advirtió de que sólo podrá percibirse un máximo del 11 por ciento debido al actual sistema de seguros.

Prada hizo estas declaraciones al margen de una jornada científica organizada por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y el Consello da Cultura Galega (CCG) para presentar un libro que estudia los efectos de esa catástrofe ecológica.

La jornada se celebra después de que esta semana el Juzgado de primera instancia número 1 de la localidad coruñesa de Corcubión haya dado por concluida la instrucción del caso "Prestige", lo que permite que el procedimiento, cuya instrucción compuesta por 190 tomos, pueda avanzar para que la Audiencia provincial fije la fecha de celebración de la vista oral del juicio.

Prada, que ejerció de decano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Vigo, señaló que estos 1.500 millones de euros incluyen "daños comerciales y no comerciales", pero advirtió de que "apenas el 11 por ciento" podría ser percibido debido al actual sistema de seguros, que cuestionó.

"Lo peor no es que estemos por debajo del valor de los daños, sino que el sistema de seguros no incentiva las mejores prácticas en el transporte marítimo", dijo el profesor y uno de los autores de la obra "Recursos en I? dedicados al estudio de los efectos del vertido del Prestige (2003-2008)", escrita por un grupo de científicos sobre las consecuencias de la marea negra.

En su opinión, "lo que sí incentiva y estimula" las prácticas de seguridad en el transporte marítimos es "un sistema en que la responsabilidad sea ilimitada y caiga directamente sobre el armador" para poder aplicar el principio de que "quien contamina paga".

Prada lamentó que nueve años después de esa catástrofe, ni la Unión Europea (UE) ni España han tomado medidas, como hizo Estados Unidos después de la tragedia del "Exxon Valdez" en 1989 en Alaska, para incluir los daños "no comerciales".

Precisó que Estados Unidos, a diferencia de la UE, incluye en los daños que deben compensar las aseguradoras, los derivados no sólo de la falta de ganancias de pescadores, hoteles u otras actividades comerciales, sino las consecuencias para el "bienestar social de la población" y para la "calidad de la biodiversidad del medio natural", que pueden ser calculadas.

"Para que las prácticas de transporte marítimo mejoren radicalmente, la mejor manera es que el asegurador responda de todos los daños y fiscalice la calidad del transporte marítimo que está asegurado", dijo.

Prada lamentó que el actual sistema de seguros de transporte marítimo en Europa, como muestra el caso del "Prestige", no penaliza que haya "un barco demasiado viejo, una tripulación subestándar o revisiones de agencias de calificación que superan criterios muy discutibles".

Por ello, alertó de que "el riesgo o la probabilidad de tener una nueva marea negra sigue estando ahí y sigue siendo altamente probable", por lo que exhortó a un cambio del sistema en el conjunto de la Unión Europea, antes de que se repita una nueva catástrofe.