Un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto el mecanismo molecular que hace que opiáceos y analgésicos de alta intensidad como la morfina sean poco eficaces a la hora de tratar el dolor neuropático o dolor "rebelde".

El hallazgo, publicado en la revista ''Neuropsychopharmacology'', constituye un importante avance en la búsqueda de tratamientos contra este tipo de dolor, causado normalmente por una lesión o disfunción del sistema nervioso.

El dolor neuropático, que impide al paciente llevar una vida normal, persiste aún después de que la causa originaria haya desaparecido.

Ante esta dolencia, "la eficacia de los opiáceos se reduce hasta tres veces", lo que complica el uso clínico de estos fármacos, explica el líder del trabajo e investigador del CSIC en el Instituto Cajal, Javier Garzón.

En la investigación, los científicos han encontrado en el sistema nervioso una asociación entre la proteína receptora NMDA -donde actúa el principal neurotransmisor del dolor, el "glutamato"- y la proteína receptora Mu, que constituye la puerta de entrada de los efectos analgésicos de los opiáceos.

"Hemos visto que ambas proteínas receptoras están unidas en las vías nerviosos que transmiten la sensación del dolor. Cuando se activa el receptor NMDA, el glutamato se eleva considerablemente, lo que influye negativamente sobre la proteína Mu asociada a él", precisa Garzón.

En estos casos, cuando la capacidad de los opiáceos se reduce, lo normal es recurrir al bloqueo farmacológico del receptor NMDA, un tratamiento que, sin embargo, paraliza otras funciones neuronales, y provoca alucinaciones, somnolencia y coma.

Según Garzón, al demostrar la asociación entre los receptores NMDA y Mu se establecen nuevas bases para el diseño de fármacos "más selectivos y eficaces".

"La eficacia se lograría diseñando fármacos con dos sitios de unión, que tras fusionarse a Mu, bloquearan selectivamente al receptor NMDA asociado", avanza el investigador del CSIC.