En muchos países del mundo hacer "desaparecer" a personas es una práctica "corriente" por parte de gobiernos y fuerzas de seguridad, según aseguró ayer el asesor especial de Amnistía Internacional (AI) Javier Zúñiga. "Alguien es detenido para ser interrogado y torturado. Posteriormente lo asesinan y hacen desaparecer el cuerpo. Las autoridades nunca reconocen la detención y la persona pasa a ser una entidad irreal. A los familiares se les pide en primer lugar que demuestren que existe", relató Zúñiga, de nacionalidad mexicana.

Según los datos de la ONU, en las últimas tres décadas se han registrado más de 50.000 desapariciones forzadas en todo el mundo, una situación que trata de subrayar el Día Internacional de los Desaparecidos, que se conmemora hoy.

Es una práctica que puede describirse como el "crimen perfecto", dado que habitualmente no hay pruebas ni cuerpo ni delito ni, en la mayoría de los casos, investigación por parte de las autoridades.

"Si el desaparecido es un hombre, a la esposa le dicen que se fue con otra mujer o simplemente que no existe ningún documento que pruebe que fue detenido por las autoridades", apuntó Zúñiga.

Sin embargo, "los gobiernos tienen que entender que el problema no puede barrerse debajo de la alfombra", sostiene Zúñiga, "porque las familias van a permanecer hasta el fin de sus días buscándolos".

"Los hermanos, los hijos, hasta las abuelas, recorren un vía crucis por muchos lugares de detención, hacen innumerables gestiones y, al final, recurren a instancias internacionales", describe el asesor de AI.

En América Latina, las desapariciones no concluyeron con el fin de las dictaduras militares de finales del siglo XX, sino que continúan en la actualidad.

"México no sólo tiene las desapariciones históricas de los años 70 sino que en la actualidad se está constatando un recrudecimiento de las desapariciones forzadas", indicó el experto.