"A punto estuvimos de dar la vuelta y marcharnos a Alcorcón". Así lo admite uno de los jóvenes de la Delegación de Juventud de la Diócesis de Tenerife, quien, como muchos de los consultados por este periódico, aseguran que la llegada de los peregrinos a la Vigilia del Papa en Cuatro Vientos fue caótica, pues la organización se vio superada por las previsiones. El grupo tinerfeño que partió de Alcorcón salió sobre el mediodía hasta el viejo aeropuerto militar. Un trayecto que se tardaba en hacer media hora lo hicieron en dos horas, y bajo un sol de justicia. Con una media de 38 grados. Muchos madrileños se alongaban a las ventanas de sus casas o edificios y baldeaban a los jóvenes para refrescarlos. Ya en Cuatro Vientos, comenzaba la misión imposible de buscar un voluntario -con camisa verde- y encontrar dónde quedarían emplazados. Y más calor. El pícnic ofrecido por la organización les llegó a los tinerfeños casi de merienda, poco después de las 17:00 horas. Por si fuera poco, el sector en el que se encontraban registró un problema en las cañerías y permanecieron sin agua. Hasta que llegó Dios, con casco y vestido de rojo: los bomberos. En la espera, Dj Pulpo hacía lo que podía para animar a los chicos, que quedaron prendados de repente con una canción. No era ni "Juntos como hermanos" ni "Pescador de hombre" ni "Alabaré"... En Cuatro Vientos, en la espera por la llegada por el Papa, sonaron, de la mano de Dj Pulpo, las mismísimas K-narias y su "No te vistas que no vas". El tiempo pasó y llegó el Papa. La experiencia inolvidable de ver cómo de 38 grados se pasó a una noche de lluvia y viento, unida a la predicación del Santo Padre dejó en el olvido los contratiempos de una Vigilia inolvidable para los jóvenes, sus protagonistas, que pernoctaron en Cuatro Vientos para, sin perder sitio, disfrutar de la eucaristía del Papa. Próxima parada: Brasil, 2013.