Varias organizaciones medioambientales de Indonesia con la colaboración de empresas privadas reubicaron hoy con éxito en su hábitat natural un ejemplar del tigre de Sumatra, una de las especies más amenazadas del mundo.

"Putri", una tigresa de siete años que había sido sacada de una zona conflictiva con el hombre a principios de año, recobró la libertad en el Parque Nacional de Sembilang, en la isla de Betet, en el sur de Sumatra, informó la papelera indonesia Asia Pulp & Paper (APP) en un comunicado.

La Agencia de Conservación de Recursos Naturales del Sur de Sumatra y la Fundación para la Conservación del Tigre de Sumatra, con el apoyo de APP, "han logrado un éxito maravilloso que prueba el poder de la colaboración para superar los desafíos a los que se enfrenta Indonesia", declaró el ministro indonesio de Bosques, Zulkifli Hasan.

"El tigre de Sumatra es un tesoro nacional" y "es una tarea imperativa el asegurar la salud y la continuidad de este especie", añadió.

El nuevo hogar de "Putri" se extiende a lo largo de más de 200.000 hectáreas de bosque de turbera y ofrece al nuevo visitante agua fresca, presas vivas y tierra seca, lo tres elementos imprescindibles para la reproducción.

La tigresa estará en todo momento vigilada gracias a un collar con GPS que permitirá a los ecologistas supervisar su adaptación al nuevo hábitat.

La multinacional indonesia APP ha sido objeto de múltiples críticas por parte de grupos ecologistas por utilizar madera procedente de selvas vírgenes para fabricar papel.

De hecho, Greenpeace denunció la semana pasada la muerte de un tigre de Sumatra que quedó atrapado en un trampa colocada dentro de una explotación maderera de esta compañía.

El "panthera tigris sumatrae" es uno de los mamíferos con más riesgo de extinguirse porque apenas quedan 400 ejemplares en libertad en Indonesia, según datos del Fondo Mundial de la Naturaleza.

Los expertos advierten de que la población se ha reducido en los últimos años drásticamente a causa de la deforestación.

Indonesia pierde alrededor de un millón de hectáreas de bosque al año, lo que ha convertido al archipiélago asiático en el tercer mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero.