El robot explorador "Curiosity" aterrizara en 2012 en el cráter marciano Gale con la misión de estudiar si se dan las condiciones ambientales, o se dieron alguna vez, para albergar vida en el planta rojo, anunció hoy la NASA en una ceremonia en el Museo Nacional del Aire y del Espacio.

Se trata de un cráter de 154 kilómetros de diámetro nombrado así en honor del astrónomo australiano Walter Gale, y en su interior se eleva una gran montaña.

El director de la agencia espacial estadounidense, Charles Bolden, quien tras el fin de la era de los transbordadores ha reiterado que la NASA continuará con la exploración espacial, expresó en un comunicado que Marte es un objetivo que la agencia tiene en su punto de mira.

"Curiosity no sólo nos suministrará abundantes datos científicos de importancia, sino que servirá como precursor de la exploración humana del planeta rojo", dijo Bolden tras el anuncio.

La elección no ha sido casual. En 2006, un centenar de científicos de todo el mundo comenzaron a estudiar 30 posibles puntos de aterrizaje, dos años más tarde se hizo una "lista corta" con cuatro posibles destinos: Eberswalde, Holden, Mawrth y Gale.

Cualquiera de los puntos habría sido interesante, aseguraron los científicos durante la presentación, pero tras un análisis exhaustivo de las imágenes recogidas por las misiones anteriores se decidieron por Gale, que tiene un cono de deyección, como los que forman los sedimentos cuando son arrastrados por el agua.

El científico principal del Programa de Exploración de Marte de la NASA, Michael Meyer, destacó que Gale "ofrece interesantes posibilidades para encontrar elementos orgánicos, aunque ésta sigue siendo una posibilidad remota".

Es remota, pero no imposible, dijo Adriana Ocampo de la división de Ciencias Planetarias de la NASA.

Ocampo señaló que este lugar es también especialmente interesante por la riqueza de la zona rocosa que se va a estudiar, en la que podrían haber quedado impresos restos de elementos relacionados con la vida "tal y como la entendemos nosotros", como el carbono.

Según explicó, los procesos sedimentarios de las capas que dejó al descubierto el impacto con un asteroide que causó la formación del cráter, son como las hojas de un libro que "nos cuentan la historia geológica de lo que pasó en el planeta".

"Ya sabemos que hay agua en Marte, queremos saber dónde podemos encontrar señales de vida pasada o presente y, donde hubo agua, es ahí donde puede haber restos de vida microbiótica", añadió.

El Laboratorio Científico Marciano (MSL), compuesto por una decena de instrumentos de análisis para examinar el suelo, las rocas y la atmósfera de Marte, ha sido ensamblado en un robot Rover con 6 ruedas, que mide 2 metros de alto, 2,7 metros de ancho y 3 metros de largo, y pesa casi una tonelada.

El robot será el vehículo más grande enviado hasta ahora a Marte, y a diferencia de las primeras investigaciones, por medio de las naves Viking I y II y posteriormente con los robots Spirit y Opportunity que se centraron en la búsqueda de agua, ahora se trata de buscar rastros de vida.

Su nombre fue sugerido en 2009 por una escolar de Kansas, Clara Ma, en un concurso realizado por la NASA en el que recogió las propuestas de más de 9.000 estudiantes de todo el país.

La NASA prevé lanzar el vehículo desde Cabo Cañaveral (Florida) entre el 25 de noviembre y el 18 de diciembre de este año, y calcula que llegará a Marte el próximo verano tras recorrer 200 millones de kilómetros.

España está implicada en este proyecto ya que es la responsable del sistema de antena que irá integrado en el robot y que servirá para poner directamente en contacto al aparato con la Tierra.

El robot ya se encuentra en el Centro Espacial Kennedy donde están terminando de montar algunas de sus piezas.

La exploración en el suelo de Marte comenzó en 1997 con la misión Pathfinder, que llevó al planeta el vehículo Sojourner, desde el cual la humanidad recibió las primeras imágenes en detalle de ese planeta.