El Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo participa en la campaña de prevención de accidentes medulares por las malas zambullidas en el agua, que se acrecientan en la época estival.

Según informa, desde el año 2000 más de medio centenar de personas han sido atendidas en este centro de referencia nacional por graves traumatismos con afectación de la médula espinal y el año pasado ingresaron tres pacientes a causa de las zambullidas.

Bajo el eslogan "Piénsatelo. No vayas de cabeza", la Fundación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para la Investigación y la Integración pone en marcha cada verano la campaña informativa destinada a la prevención de lesiones medulares como consecuencia de zambullidas.

En el verano de 2011 además, este centro, especializado en el tratamiento integral de la lesión medular, se suma al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y a Cruz Roja para prevenir accidentes en piscinas.

El contenido de la campaña recuerda a los bañistas la necesidad de una actitud de prudencia a la hora de lanzarse a una piscina, en el río o en el mar, ya que una mala zambullida puede tener consecuencias tan negativas como una lesión medular.

Concretamente, el año pasado ingresaron por lesiones cervicales tres pacientes por causa de zambullidas durante julio y agosto y los tres son varones de 14, 37 y 63 años y procedían de Andalucía, Canarias y País Vasco.

La principal razón de la lesión medular por zambullida es que algunos bañistas no tienen conciencia del peligro que puede suponer sumergirse en el agua de forma inadecuada.

Según los profesionales del Servicio de Rehabilitación y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Nacional de Parapléjicos, seguir unas normas de sentido común y una mayor concienciación ciudadana de los peligros que suponen las zambullidas puede prevenir este tipo de accidentes.

En este sentido, recuerdan que es una imprudencia y una temeridad tirarse de cabeza en un paraje desconocido, en lugar de sumergirse lentamente y con precaución. Además, insisten en la importancia de conocer la profundidad de una piscina, un río o el mar sobre todo en relación con la altura desde la que uno se sumerge.

El bañista ha de zambullirse con los brazos situados en prolongación del cuerpo, protegiendo el cuello y la cabeza.