Los homínidos que poblaron Europa hace más de un millón de años ya usaban "palillos mondadientes", según se desprende de las investigaciones realizadas por la responsable del departamento de Paleología dental del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), María Martinón.

Las conclusiones del estudio aparecen publicadas en el último número de la revista "Journal of human evolution" en un artículo titulado "Mandíbula humana del Pleistoceno inferior de la Sima del Elefante situada en la Sierra de Atapuerca: Estudio paleopatológico", que suscribe la doctora, integrante también del equipo de investigación de Atapuerca.

Se trata del estudio de la mandíbula que se encontró en los yacimientos en 2007 y que en un primer momento se atribuyó a un Homo Antecesor, aunque en el mismo número de esta revista se publica un artículo del director del CENIEH, José María Bermúdez de Castro, que concluye que "no se puede determinar la especie por el momento".

La doctora ha explicado que se han realizado estudios de la dentición de esta mandíbula con las técnicas más modernas, desde el uso del microscopio electrónico hasta la microtomografía axial computerizada.

Uno de los detalles que se ha desprendido de la investigación es que el cuello de un diente mostraba una marca de desgaste que la doctora ha estimado que corresponde a que "introducía un elemento entre los dientes a modo de palillo".

La razón podría estar en que este individuo retenía comida entre los dientes, que estaban muy dañados.

De hecho, la doctora Martinón ha señalado que los dientes presentaban "patologías severas" por el uso "intensivo y agresivo" y que para compensar esa pérdida de esmalte en las coronas los dientes seguían saliendo de su encaje en la mandíbula.

La consecuencia es que apenas estaban soportados por la raíz, salían hacia la parte exterior de la boca y permitían un plano de mordida muy deficiente, "en abanico", que dificultaba la masticación.

Además, el estudio ha permitido determinar que el individuo parecía gingivitis y que tenía dos quistes que "seguramente le provocaban mucho dolor e incomodidad".