El grupo de grafiteros rusos "Voyná" (Guerra) se ha convertido en una celebridad internacional con obras como el dibujo de un pene de 65 metros en San Petersburgo, en el puente levadizo más grande del país, por el que ha sido nominado a un premio estatal.

"El dibujo del pene en el puente de Letéini justo enfrente de la sede del FSB (Servicio Federal de Seguridad, antiguo KGB) es un corte de mangas de 65 metros a todo el sistema de poder estatal", aseguró Alexéi Plutser-Sarno, escritor e ideólogo del grupo.

A falta de oposición democrática, los anarquistas de "Voyná" se han convertido en portavoces del descontento popular en año electoral con sus "performance" transgresoras contra las fuerzas de seguridad y los burócratas, la corrupción y el abuso de poder.

"En Rusia han sido aplastadas todas las libertades civiles. El poder pisotea los derechos humanos y los funcionarios saquean el país. Rusia se hunde en un pantano de oscurantismo y autoritarismo, pero hay gente que aún es libre", agregó.

"Voyna", grupo casi clandestino que no concede entrevistas en persona por motivos de seguridad, ha declarado la guerra al poder con acciones que han agitado las conciencias de los jóvenes rusos y han llamado la atención de internautas de todo el mundo.

En un tiempo récord de 23 segundos, nueve activistas de "Voyná" dibujaron un pene con pintura fosforescente en el puente sobre el río Neva antes de que, como cada noche, fuera levantado para dejar paso a buques de gran calado.

La imagen, observada por numerosos turistas, permaneció erecta en el cielo de la ciudad durante dos horas, tras lo cual las autoridades bajaron las hojas del puente para que los servicios comunales y bomberos borraran la pintada.

"Voyná" ha sido nominado al premio estatal a la "Innovación" que concede anualmente el ministerio de Cultura, que intentó en vano excluir la candidatura del grupo, que expone estos días en el Museo de Arte Moderno de Moscú.

El dibujo del pene ha sido sin duda su obra más internacional, aunque la más apreciada por los rusos fue la campaña de los cubos azules, con la que "Voyná" quería denunciar el abuso en el uso de las sirenas oficiales por parte de los burócratas.

Uno de los miembros del grupo, Leonid Nikoláyev, que describe a su país "como una gran cárcel", dio el pistoletazo de salida a la campaña al subirse, ataviado con un cubo en la cabeza, a un coche oficial equipado con sirena azul. El vídeo se convirtió en un éxito en Youtube.

"Voyná" también ridiculizó al Gobierno al dibujar una calavera en la sede del Ejecutivo con ayuda de un gigantesco foco y rayos láser.

"El objetivo del artista es hacer algo innovador y, al mismo tiempo, cambiar el mundo. Ésta es una revolución artística, un cambio radical de la conciencia de las personas", apuntó Oleg Vorótnikov, fundador de "Voyná".

Para denunciar la xenofobia y el racismo en el país, los artistas organizaron una "performance" en una cadena de supermercados en la que los empleados inmigrantes caucásicos y centroasiáticos aparecían ahorcados de las estanterías.

"Arte y política ya no se pueden separar en Rusia. El arte sólo puede ser libre y sólo puede ser político. Si eres un artista honesto, no puedes callar cuando alrededor se está recreando un infierno policial", agregó Vorótnikov.

La policía es una de las víctimas preferidas del grupo. En una acción en la que volcaron varios coches policiales, fueron detenidos Nikoláyev y Vorótnikov.

Tras casi cuatro meses en prisión preventiva a la espera de juicio, los activistas fueron liberados gracias a los 300.000 rublos (10.000 dólares, 7.000 euros) pagados por el más famoso y cotizado grafitero del planeta, el británico Banksy.