Otras seis provincias chinas detectaron en las últimas horas bajos niveles de yodo 131 radiactivo, procedente de la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi, entre ellas Qinghai, extremo occidental de la meseta tibetana, informó la agencia oficial Xinhua.

El Comité Nacional de Coordinación ante Emergencias Nucleares de China, que lleva a cabo mediciones de radiación en la atmósfera del país a raíz del siniestro en la vecina Japón, ha detectado estas partículas en 25 de las 30 divisiones administrativas chinas.

Una vez más, el citado comité aseguró que los bajos niveles de yodo 131 no suponen un riesgo para la salud, por lo que no se tomarán por el momento medidas especiales.

El accidente nuclear en Japón ha llevado a China a tomar medidas de prevención, entre ellas una revisión de sus instalaciones militares relacionadas con este tipo de energía, según reveló ayer, jueves, el portavoz del Ministerio de Defensa chino.

También ha provocado la decisión china de frenar nuevos proyectos de energía nuclear, aunque los ya aprobados y en construcción seguirán su curso, en un país donde la atómica es considerada una "energía limpia" que podría reducir en el futuro la alta dependencia del carbón en el gigante asiático.

Expertos chinos, por otro lado, han advertido sobre los peligros del desarrollo de este tipo de energía en China, por ejemplo desde el punto de vista de los residuos que genera, y que según estudiosos citados hoy por el diario "South China Morning Post" son un reto difícil de acometer por el país asiático.

De acuerdo con Xu Mi, ingeniero de la Corporación Nacional Nuclear de China citado por el diario, el país podría producir hacia 2020 unas 2.400 toneladas de residuos nucleares cada año, una cantidad que "supone una amenaza para la seguridad pública".