Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han confirmado que un bajo nivel plasmático de cobre y cinc en mujeres embarazadas puede ser un factor asociado al aborto espontáneo, una hipótesis que hasta ahora no se había comprobado en humanos.

Este déficit es corregible con medidas dietéticas y farmacológicas con las que se podría disminuir el 15% de mujeres que tienen un aborto espontáneo sobre todo durante el primer trimestre de embarazo, según informó ayer la UGR.

En el estudio han participado 265 embarazadas, de las cuales 132 habían padecido un aborto espontáneo en el último año y las 133 restantes con embarazo evolutivo seleccionadas de entre todas las que acudían a la consulta programada para el control del embarazo con el que se realizó la investigación.

A todas ellas se les practicó una ecografía, se les extrajo una muestra sanguínea para análisis y se les pasó un cuestionario, pruebas todas ellas que supusieron la recogida de 131 variables por cada participante en el experimento.

Se pudo determinar la existencia de diferencias en las concentraciones plasmáticas maternas de cobre y cinc y que esta deficiencia de uno o ambos oligoelementos estaba relacionada con la aparición de aborto espontáneo. La investigación también ha obtenido datos acerca de otros temas como la suplementación preconcepcional y prenatal con yodo y folatos -sustancias que se han demostrado eficaces contra los abortos y las malformaciones del feto-, la disfunción tiroidea o el consumo de fármacos en las primeras semanas del embarazo.

El 81% de las 132 participantes que no llegaron al final del embarazo habían consumido algún fármaco y el 13,6% estuvieron expuestas a medicamentos desaconsejados por los especialistas. Además, un tercio de las mujeres que abortaron se habían declarado fumadoras habituales.