Gladys Gutiérrez es miembro del Consejo Consultivo Uruguayo y dedica gran parte de su tiempo a asesorar a sus compatriotas de las leyes vigentes, tanto en España como en su país natal.

Lleva en España 19 años. Estaba casada y con dos hijas pequeñas cuando la familia decidió emigrar a Galicia, donde vivían algunos familiares de su marido.

Gladys Gutiérrez destacó que la salida de su familia del país que les vio nacer fue "por razones económicas".

Desde 1998 vive en Tenerife y en estos años ha constatado la llegada de miles de uruguayos que también han emigrado por las mismas causas.

Ella se casó en la embajada española en Uruguay, porque su marido tenía la nacionalidad española por ser hijo de un gallego.

"Con 25 años yo trabajaba muchas horas en una fábrica de calzado, desde las cinco de la mañana hasta las siete de la tarde y mi sueldo no me alcanzaba para pagar la guardería y la guagua para ir al trabajo", explicó como botón de muestra de la situación que atravesaba Uruguay.

"Mi familia nunca pensó en emigrar, hasta que las circunstancias económicas se pusieron muy difíciles y no nos quedó otra", manifestó.

Asimismo, puso de manifiesto que todos los inmigrantes sufren en la zona de acogida, tengan su documentación o no.

"Nosotros no vivimos la inmigración con la incertidumbre de no tener papeles, porque teníamos documentación española, pero los primeros años sufrimos todas las dificultades de cualquier inmigrante, aunque no teníamos la preocupación de que la policía nos pudiera detener por la calle", dijo, recordando algo que sí padecen las personas que están en situación administrativa irregular.

Después de estar seis años en Galicia, esta familia se trasladó a Tenerife, "animados por uno de mis cuñados que trabajaba en el sur de la isla".

Primero vivieron en La Orotava, "cerca del lugar donde mi marido encontró trabajo, en Puerto de la Cruz" y luego se afincaron en Guargacho, en el sur de la isla.

Gutiérrez destacó que eran años en los que las ofertas de trabajo estaban por todas partes, incluso anunciadas en los coches. Relató que su marido "estaba en la playa de Los Cristianos, dentro del agua, y un señor que salió de un restaurante se acercó a él para ofrecerle un trabajo de encargado del local".

En cambio, apuntó con tristeza que ahora muchos de sus compatriotas se ven en la obligación de regresar a su país, "donde vuelven a ser inmigrantes".

"En 1998 eran 35 los uruguayos registrados en Tenerife, y ahora superamos los 6.000", precisó.

Gutiérrez forma parte del Consejo Consultivo uruguayo. El país tiene 19 departamentos y en 2005 creó el número 20, el de los uruguayos en el exterior. Es un órgano vinculación para los uruguayos que están fuera y su Gobierno. Este órgano es de reciente creación, desde el 9 de enero. Gladys Gutiérrez dedica gran parte de su tiempo a prestar asesoramiento a los compatriotas que se lo demandan.

Está al día de la Ley de Extranjería vigente en España y también de la legislación de su país.