Awa Ndiaye nació en San Luis (Senegal) y es la esposa del presidente de la Asociación Diapo, que significa Unión en wolof y cuenta con un centenar de socios africanos.

Diapo ha puesto en marcha el Proyecto Esperanza, de ayuda y asesoramiento a los inmigrantes, "porque para ellos es de vital importancia entender las leyes españolas, algo que les resulta muy difícil, entre otros motivos, por el idioma", indicó Awa, quien señaló que este proyecto se puso en marcha después de comprobar que los que acudían a los abogados buscando información, salían del despacho sin entender nada.

Además, su asociación reparte alimentos, no sólo para los socios, sino para muchas personas que pasan hambre.

Awa se casó en Senegal con un hombre de su país que llevaba cinco años afincado en Tenerife.

"Vine a vivir aquí hace 18 años, porque, según las costumbres de mi país, una mujer casada debe estar con su marido y el mío vivía en esta isla", manifestó Awa.

"Era secretaria médica de un famoso cardiólogo africano", pero lo dejé todo.

El matrimonio tiene cuatro hijos nacidos en Tenerife, la mayor de 14 años y la pequeña de cinco. Desde que llegó no le ha faltado trabajo, pero el que nunca abandona es la venta en el rastro. También ha trabajado como traductora para el Gobierno canario, sobre todo, con la llegada de cayucos.

Recuerda que en esta época sufrió mucho, "viendo a mujeres embarazadas o con niños en brazos, en los juzgados esperando para declarar, después de un viaje agotador en cayuco y sin entender nada".

Señaló que no puede olvidar la imagen de una joven senegalesa, que llegó en cayuco con un niño de corta edad.

"Se la veía con mucha tensión, allí en la comisaría y sólo se alivió un poco cuando me escuchó hablar en su lengua".

Awa aprendió español en el colegio, en Senegal, "porque allí es obligatorio un tercer idioma y elegí español sin saber que un día aterrizaría en España", indicó.

"Mi primer libro en español se llamaba Doña Socorro, vendedora de antiguedades".

Conoce a africanos que están en difícil situación por el paro.

Hay africanos que están pensando volver a casa, "pero cuando alguien deja su país para buscarse un futuro mejor, y ahora se plantean volver, lo pasan muy mal, sobre todo si tienen que regresar con las manos vacías", apuntó Awa. En cambio, también conoce a africanas que se han casado con canarios, con ingleses o franceses y dijo que son muchos más los hombres africanos que se han casado con españolas o europeas.

"Conozco a senegaleses que han regresado a su casa, como una mujer de 70 años, que después de estar 25 años trabajando en el rastro, en Tenerife, tuvimos que animarla a regresar a Senegal, para que viviera mejor allí el tiempo que le quede de vida".

La familia de Awa mantiene sus tradiciones y su cultura, al tiempo que está identificada con los canarios.

"Me encanta volver a casa y si puedo viajo hasta Senegal una vez al año, junto con mis hijos, que son canarios, pero también tienen interés por el país en el que han nacido sus padres", indicó.

"Mi marido tiene la nacionalidad española, y mis cuatro hijos también, pero todavía no me he encontrado tiempo para solicitar la mía, pero lo haré pronto, en cuanto encuentre el momento".