Sonia Jiménez, la mujer que se vio obligada a pagar el coche con el que su padre atropelló mortalmente a su madre, ha pedido una reforma legal que refuerce la atención a los familiares de víctimas de violencia machista, tres años después de que la Fiscalía ordenara revisar la ejecución de su caso.

En declaraciones a EFE, la hija de Encarnación Rubio, quien en marzo de 2004 fue atropellada varias veces por su marido, al que había denunciado por malos tratos, cuando trabajaba como barrendera en una calle de Cúllar Vega (Granada), ha lamentado la desatención de muchas familias por situaciones similares a la suya.

Ha considerado "impensable" que las víctimas o sus familiares tengan en ocasiones que hacer frente al pago de las deudas que contrajeron los verdaderos culpables, especialmente cuando estos fallecen, como ocurrió con su padre, condenado por el crimen y que murió en el verano de 2006.

Actualmente, Jiménez, que dice que desde el asesinato de su madre ha vivido una auténtica "pesadilla" por temas judiciales, embargos y deudas, no ha percibido la totalidad de las indemnizaciones que le corresponderían y se siente junto a su hermana otra víctima de este caso.

"Se me obligó incluso a pagar el coche con el que mi padre atropelló a mi madre y además, a día de hoy, no tenemos una solución", ha lamentado para a continuación pedir que el Estado avale de alguna manera a las víctimas de violencia machista, al igual que hace con las del terrorismo.

Aunque en febrero de 2008 se mostró "satisfecha" por el compromiso de la Fiscalía de revisar la ejecución de la sentencia por el asesinato, tres años después lamenta que no se le haya ofrecido ninguna solución efectiva a su caso.

Francisco Jiménez, padre de Sonia, que fue condenado por la Audiencia de Granada a veintiséis años de cárcel por atropellar en marzo de 2004 varias veces a su mujer, falleció el verano de 2006 en el Hospital Virgen de las Nieves a causa de un fallo multiorgánico.

El Tribunal le consideró culpable de los delitos de asesinato; homicidio en grado de tentativa, pues en una de las embestidas se llevó por delante a un anciano que intentó socorrer a Encarnación; maltrato habitual y quebrantamiento continuado de medidas cautelares.

Además, fue condenado a indemnizar con 75.000 euros a cada una de las dos hijas de Encarnación, cuya muerte tuvo gran repercusión social porque fue la primera mujer con orden de protección que murió a manos de su maltratador, y con 12.000 euros al hombre de 81 años que atropelló, pago, éste último, al que tuvo que hacer frente su hija.