Los puestos de comida en la calle son un clásico en EEUU, pero la ampliación de la oferta culinaria ha llevado a las autoridades de Los Ángeles a exigir mayores controles sanitarios.

El condado de esta ciudad aprobó esta semana de forma preliminar una nueva ordenanza que exigirá que los vendedores exhiban la calificación que reciban por parte de Sanidad en cuanto a la higiene de las unidades móviles y la calidad de los alimentos que sirven.

La junta de supervisores del condado debe votar de nuevo sobre la ordenanza la próxima semana, y de ser ratificada, entrará en efecto 30 días después.

"A mí me parece muy bien", dijo Luis Berrios, un salvadoreño con más de 15 años en este negocio. Berrios es el propietario de una de las múltiples camionetas que sirven comida en la calle Wilshire, una de las vías principales de Los Ángeles.

"De esa forma se sabe lo que hay y se es transparente. A veces la gente tiene dudas sobre la comida, aunque nosotros tenemos clientes que vienen desde hace años", añadió Berrios, quien curiosamente se especializa en comida mexicana en vez de las famosas "pupusas" de su tierra.

Desayunos diversos, sandwiches de todo tipo, hamburguesas, pizzas, perritos calientes, "pretzels", ensaladas, burritos y tacos son la principal oferta de la docena de puestos móviles que se agolpan en apenas un kilómetro en Wilshire, entre las calles Fairfax y Hauser, una zona repleta de oficinas y trabajadores que, cuando el hambre aprieta, inundan la calle, prácticamente inhóspita a otras horas.

Pero desde hace un tiempo la oferta ha adquirido un nivel de "gourmet" con la inclusión de platos más elaborados, que incluyen, entre otros, raciones de falafel, ramen y dim sum.

"El principal motivo de este éxito es que resulta muy práctico", dijo Takeshi Kimura, encargado de Fishlips Sushi, todo un "restaurante móvil" en donde tres chefs preparan hasta 30 variantes de sushi, con el arroz koshihikari, la marca número uno en Japón, pescado fresco y vegetales orgánicos. Los precios rondan los 10 dólares y las raciones son de 11 unidades.

"En una ciudad tan grande donde el coche es indispensable para todo, salir a la calle y poder comer bien frente a tu oficina sin tener que buscar aparcamiento ni esperar largas colas es todo un lujo", añadió Kimura.

El concepto de comida refinada dentro de unidades móviles nació hace un par de años, cuando el filipino Mark Manguera lanzó la camioneta de Kogi, es decir, tacos con asado coreano que resultaron ser todo un fenómeno por la fusión de los sabores de dos de las comunidades de inmigrantes más grandes de la urbe.

Precisamente el ejemplo de Kogi BBQ es seguido por muchos otros establecimientos, que en su página web avisan de las zonas donde van a situar camionetas para servir comida.

La ordenanza requerirá que estos puestos ambulantes informen al condado de las rutas que siguen, para que las autoridades puedan practicar inspecciones por sorpresa.

Con la nueva reglamentación se espera, además, poner fin a los miedos de muchos a que haya multitud de virus y bacterias en estos pequeños establecimientos, a pesar de que en Internet los consumidores reflejan libremente sus opiniones en portales como Yelp o redes sociales como Facebook y Twitter.

"He tomado tacos en alguna de estas camionetas y la verdad es que no pienso en el factor limpieza", comentó Katy McCarthy, residente en Los Ángeles. "Y la verdad, tampoco desinfecto mi propia cocina cada noche", agregó.

Las inspecciones de Sanidad otorgarán a los vendedores una nota que va desde el sobresaliente al aprobado (A, B y C), como en los restaurantes, y cualquier unidad móvil que no alcance la marca de 70 (el C más bajo) podrá ser clausurado inmediatamente.

Hasta ahora la mayoría son revisados dos veces al año, y los carritos que venden fruta fresca hasta una vez cada tres meses, según comentó el mexicano Abel Martínez, mientras sirve un plato de piña, mango y sandía a una pareja de turistas.

"No creo que la medida afecte a mis ventas. Cuando alguien pasa ante un carrito y le apetece algo de fruta, es difícil resistirse", apuntó.

En la actualidad hay más de 10.000 vehículos autorizados de comida en las calles de Los Ángeles.