Las malas artes empleadas por la ex pareja del tetrapléjico tinerfeño Juan Francisco Marrero para impedir que el vecino de Añaza pueda vivir en su casa siguen siendo dardos envenenados para quien las toca.

La denuncia por malos tratos que interpuso María Mercedes Hernández contra el tetrapléjico, el pasado 6 de julio, dejó en la calle a este tinerfeño, hasta que la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife revocó la orden de alejamiento que le habían impuesto, tal y como admite un auto de la Audiencia Provincial del 19 de agosto. Pero el 3 de septiembre, día en el que se hacía efectiva la orden judicial que abría la puerta de su domicilio a Marrero, su ex pareja alegó que aquél poseía armas de fuego, lo que motivó la detención del tetrapléjico, que pasó la noche del pasado viernes en la Comisaría de la Policía Nacional de Pérez de Ayala, en Santa Cruz de Tenerife.

De nada le valieron sus explicaciones a la Policía en las que alegaba que las armas, de balines, las había adquirido cuando tenía 13 años y que eran inofensivas. Los agentes nacionales lo mantuvieron detenido hasta que a la mañana siguiente compareció en el Juzgado. Tras la declaración de Marrero, la jueza lo dejó en libertad provisional, mientras la Guardia Civil analizaba las armas. La Benemérita dictaminó que las escopetas no eran de fuego, sino de balines, y que no requerían ninguna licencia, sino el justificante de compra.

Tras archivar la causa de Marrero, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife ha tramitado la petición de Ana Galván, la abogada de Marrero, quien junto al fiscal ha solicitado la apertura de diligencias contra un comisario de la Policía Nacional, que puede verse imputado por la posible detención ilegal de Juan Francisco Marrero.

La juez también ha tenido conocimiento de las penurias que tuvo que soportar Marrero en esa comisaría. Nadie lo duchó, ni siquiera le cambiaron de camiseta para dormir y cenó un bocadillo a la una de la madrugada, el que le llevó una vecina. Para colmo, acudió a los juzgados sin desayunar y sin haber tomado las pastillas prescritas para su enfermedad.