Las centrales nucleares españolas no suponen un riesgo para la salud de los ciudadanos, según un estudio realizado en mil municipios y a más de ocho millones de personas, según el cual "no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones".

Este trabajo epidemiológico, que abarca un análisis desde 1975 a 2003, ha sido elaborado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que aseguran que este estudio se ha elaborado desde la "transparencia e independencia".

"Los resultados son muy claros y concluyentes", ya que demuestran "la ausencia de evidencias de riesgo para la salud de las personas por la actividad normal de las instalaciones", ha recalcado Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del CSN.

La investigación, realizada, entre otros, a todos los municipios ubicados en un radio de 30 kilómetros de cada central nuclear, señala que las dosis de radiación artificial acumulada en el periodo estudiado que habría recibido la población por el funcionamiento de las instalaciones "son muy reducidas", y "están muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas".

No es un aval

El estudio responde a una proposición no de ley del Congreso de 2005, por la que se instaba al Gobierno a realizar este trabajo. Sus autores no quieren, con esta investigación, presentarse como un "aval" de la energía nuclear, sino confirmar que "el modelo regulatorio" y de control usados "da buenos resultados", si bien reconocen que los resultados pueden contribuir a trasladar "tranquilidad" y "paz social" en relación a las instalaciones.

La organización ecologista Greenpeace acusó ayer al Consejo de Seguridad Nuclear de minimizar los datos sobre radiactividad en los que se basa el Instituto de Salud Carlos III para elaborar este estudio epidemiológico, cuyos resultados sí han satisfecho a la patronal nuclear y a la asociación de municipios en áreas nucleares.

El portavoz de nucleares de Greenpeace, Carlos Bravo, no cuestionó el rigor del trabajo, pero indicó que se basa en datos ofrecidos por el Consejo de Seguridad Nuclear, "y de todos es sabido que el CSN iba a aportar dosis (de radiación) bajas". Además, "nadie tiene la posibilidad de decir sin son correctos o no", apostilló el portavoz del colectivo.