La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, defendió ayer, ante representantes de Centros de la Memoria de diferentes países reunidos en Salamanca, la labor de estos órganos como herramientas que "ayudan a transformar el prejuicio en conocimiento".

En la inauguración del II Encuentro Internacional de Centros de Memoria Histórica, en la Universidad de Salamanca, González Sinde subrayó "la justa reparación" que gracias a los documentos albergados en estos centros han tenido muchos ciudadanos que sufrieron las consecuencias de las distintos regímenes dictatoriales.

Para la titular de Cultura, en el caso de España, gracias a la ley de la Memoria Histórica y a la creación del Centro de la Memoria, cualquier hombre o mujer que haya solicitado la "justa reparación" podrá decir que "la democracia de nuestro país no le dio la espalda a la verdad".

Ante representantes de los Centros de la Memoria de Israel, Rumanía, Polonia, Alemania y Francia, argumentó que estos centros "existen no sólo para preservar la memoria", sino que "la memoria sirve para usarla, y éste es el principal cometido del Ministerio de Cultura".

Así y dirigiéndose a los asistentes, González Sinde aseveró: "estamos aquí para ayudarles (a las víctimas) a cargar la losa de su experiencia".

El rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández, destacó que la documentación archivada y recopilada es "la prueba irrefutable del dolor causado a las víctimas".

En opinión de Hernández, los Centros de la Memoria Histórica son "el testimonio fehaciente del horror", por lo que elogió su labor de recuperación de papeles y documentos necesarios para muchos de los perjudicados por los distintos acontecimientos.

La conferencia inaugural de este II Encuentro, que se desarrollará hasta mañana, estuvo a cargo de Ramiro Santiesteban, presidente de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos (Fedip).

En un acto celebrado ya en la Sala de Exposiciones de Santo Domingo de la capital salmantina, Santiesteban hizo entrega a la ministra de la bandera de Fedip, una asociación fundada en 1945 en París por iniciativa de supervivientes españoles de los campos nazis.

Durante su alocución el superviviente del campo de concentración austriaco de Mauthausen, visiblemente emocionado, rememoró la dureza de los años pasados allí. Santiesteban confesó que la donación de la bandera original de la FEDIP al Ministerio de Cultura "es como entregar el testigo de una lucha que empezó antes de nuestra liberación del campo de concentración en 1945".

"Que este acto de entrega suponga la esperanza para que nunca más se dé algo parecido en el mundo", agregó el exiliado republicano, que reside en Francia.