El obispo de la Diócesis Canariense, Francisco Cases, manifestó ayer que en la Iglesia Católica existe un "gran problema de identidad", puesto que se defienden posturas que van a contracorriente de muchos fenómenos culturales actuales, aunque aseguró que la Iglesia siempre ha sido objeto de contradicción.

"Yo creo que en la Iglesia hay un gran problema de identidad, pero la Iglesia está llamada a ser objeto de contradicción, no es que ahora esté en baja. El cristianismo defiende una serie de posturas que considera que son beneficiosas para el hombre pero que están siempre a contracorriente de muchos fenómenos culturales", declaró Cases durante una rueda de prensa para presentar el Itinerario de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud.

El obispo entendió que en la medida en que las corrientes culturales acentúan el distanciamiento del Evangelio, "el conflicto con la Iglesia que defiende estas posturas se pone más de manifiesto". Reiteró que la Iglesia está llamada a "nadar a contracorriente".

"Las líneas culturales que hoy dominan no están acorde con los parámetros que la Iglesia y el Evangelio defienden. La misma figura de Jesucristo fue en su tiempo figura de contradicción para todos".

"Es evidente que la Iglesia tiene un concepto de la paz, de la justicia, de la libertad, del amor y del hombre que no son los que dominan en el mundo de hoy", aseguró mientras apuntó que por el contrario, son los que más están al lado de los que sufren, por lo que en este aspecto, están "en alta".

Finalmente, expuso que se presenta a la Iglesia como la Iglesia del "no", aunque mostró que la Iglesia es la del "sí". "Del sí a la vida, al amor fiel y duradero, a la verdad, a la justicia, al servicio a los pobres... Ésta debería ser la imagen que deberíamos cuidar, porque, además es una imagen muy real".

"Tolerancia cero"

Por otro lado, Cases aseguró que la dimisión de obispos y miembros eclesiásticos implicados en abusos sexuales a menores es un síntoma de la "tolerancia cero" y la "claridad" que está llevando la Iglesia, mientras hizo especial hincapié en que lo primero que hay que hacer es proteger a los jóvenes que sufren abusos.

"Es un síntoma más de la política de claridad y de tolerancia cero que la Iglesia tiene. Da igual que el Papa la provoque o que sea el interesado. Es más auténtico que lo presente el propio interesado cuando se da cuenta de lo que ha hecho".