Casi en 300 parroquias de la provincia tinerfeña se dieron cita anoche "grupos grandes o pequeños de católicos" para celebrar la Vigilia Pascual, la "más importante celebración de la vida cristiana", según explica el sacerdote Antonio Pérez Morales.

Todo empezó en las plazas o junto a las puertas de los templos. "Anoche todo era nuevo, empezando por el fuego, que ardiendo rompía la oscuridad de la noche y simboliza el triunfo del que es la Luz sobre las tinieblas del mal, la muerte, el pecado", aseguró.

"El lucero que no conoce ocaso y que no es otro que Jesucristo, el Pionero de la Vida", añadió el sacerdote para explicar la esencia de Jesucristo.

Por ello, indica Pérez Morales, es que el sacerdote encendió anoche el nuevo Cirio Pascual en el fuego purificador e inscribió en el mismo: "Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega".

Así, delante de los fieles el ministro entró en el templo exclamando en varias ocasiones: "¡¡Luz de Cristo!!", ante lo que todos respondieron: "Demos gracias a Dios".

Iluminiación

Las iglesias, con las luces apagadas, se fueron iluminando poco a poco por las pequeñas velas que portaban los participantes en la Vigilia, y cuya luz compartieron unos con otros. De esta manera, con el Cirio situado delante del altar, se pregonaron las fiestas pascuales que así se iniciaban. "Cincuenta días de gozo y alegría", señala Pérez Morales. "¡Exulten, alégrense… se canta con sentido gozo", añade el sacerdorte.

Anoche fue la ocasión en la que se proclamaron más lecturas de la Palabra de Dios que en cualquier otra celebración católica del año.

"Pueden ser más o menos, según los casos, pero siempre se actualizan los grandes acontecimientos de la llamada Historia de la Salvación", agrega Pérez Morales.

Se tratan de lecturas sobre la creación, el primer pecado, la promesa a Abraham de una descendencia mayor que las estrellas del cielo, la liberación de Egipto, el paso del mar Rojo, la alianza primera, entre otras.

Estos textos se leyeron hasta que se llegó al momento alegre de la Resurrección. Entonces, llegó el momento del canto del Gloria, el repique de campanas y el encendido de todas las luces de los templos, con lo que se anunciaba al mundo que Cristo resucitó.

Se trata de la proclamación previa al Aleluya, que fue especialmente sentida anoche, indica Pérez Morales, así como también a la lectura de la narración evangélica de este hecho, "columna vertebral del cristianismo". En la tercera parte de la Vigilia Pascual, es cuando todos los cristianos renuevan el bautismo, su nacimiento a la fe y a una vida nueva.

Para llevar a cabo esta renovación, "se bendice el agua, se asperja la misma sobre las cabezas de todos los presentes que, previamente, han renovado las promesas bautismales, en forma de preguntas y respuestas", detalló el sacerdote. Posteriormente, se dispuso todo lo necesario para la celebración de la liturgia eucarística.

A partir de aquí, "el pan y vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor Resucitado, vivo y actuante en cada uno", manifestó Pérez Morales. Tras la solemne Vigilia, agrega el sacerdote, en numerosos localidades de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, se celebró un ágape "fraterno". De esta forma, los salones parroquiales de todas las iglesias de la provincia se llenaron de lo que cada uno aportó al convite, apuntó Pérez Morales.

Como proclamó el obispo, Bernardo Álvarez, anoche en su Sede, "por el poder de Cristo Resucitado podemos ser mejores y más felices. Al celebrar la Pascua todos estamos invitados a brindar por la vida y la esperanza; porque nada ni nadie está definitivamente perdido para el Señor", añadió.

"Por muy difícil y oscura que sea nuestra realidad, por muy lamentable que sea la situación a la que hemos llegado, todos podemos renacer para dar los frutos de esa vida nueva que Jesús conquistó para Él y para todos nosotros cuando resucitó", parafraseó el sacerdote.