EL PROBLEMA de los adolescentes es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Por ello debemos plantearnos algunas cuestiones: a nivel individual deberíamos saber si están los padres y madres dispuestos realmente a sacrificar su tiempo por la educación de sus hijos. A este tipo de preguntas es la conciencia la que nos da respuesta.

El sentimiento de culpabilidad de los padres por estar trabajando y no poder acompañar y educar a sus hijos hace que flaqueen en la disciplina, la cual es necesaria e imprescindible; la disciplina y el cariño están en los dos lados de una balanza y ésta debemos conseguir mantenerla en equilibrio; si flaqueamos en una de las dos, estamos alejándonos de una buena educación.

El sentimiento de culpabilidad no ayuda a la evolución del ser humano, ni en este caso, a la de la unidad familiar. Aquí no hay culpables, hay responsables, y cuanto antes asumamos la responsabilidad de la educación de nuestros hijos, antes tomaremos unas decisiones más positivas. En este sentido, decir que es prioritario la calidad y dedicación de ese tiempo, aunque el tiempo en sí también es importante.

En el ámbito social habría que cuestionarse si son los horarios laborales en España facilitadores de la conciliación familiar; como empresaria y como psicóloga, opino que no lo son, y que España debe cambiar no sólo su modelo económico, sino también sus horarios laborales; para lo que primero deben las empresas competir por objetivos y no por horas, debemos cambiar el "chip" de que el rendimiento depende de "las horas que le eches", por el de que "el rendimiento depende del logro de objetivos previamente pactados y planificados entre la empresa y el trabajador".

Creo que estamos creando una sociedad donde se está perdiendo el valor de la familia. En este sentido, pienso que el Gobierno debe hacer más campañas de educación y concienciación, pues no podemos olvidar que la familia representa los pilares básicos de una sociedad de seres humanos intelectual y emocionalmente sanos; de hecho, es el grupo social básico sobre el que se funda una sociedad. La familia da estabilidad emocional a los niños y es la fuente principal de amor y formación del resto de valores.

Pero para formar una familia y trabajar a la vez se necesita una estructura gubernamental dirigida a este fin. En este sentido, destaco el poco apoyo estatal a la incorporación de la mujer al mundo laboral, pues la mujer española que quiere ser madre se tiene que doblegar para conseguirlo, si la comparamos con otra mujer europea.

El resultado de estas actitudes, tanto individuales como sociales y estatales, es la existencia de adolescentes delincuentes y una sociedad adulta señalándolos con el dedo acusador y que intenta proteger de sus propios hijos con una ley del menor que no es realmente la solución a la raíz del problema, sino un parche al síntoma.

En su lugar, sugiero hacer un examen de conciencia y mirar dentro de cada uno. Actualmente tenemos niños desamparados en el primer mundo, que a pesar de tenerlo todo no tienen lo que ellos más necesitan: la educación, cariño y refuerzo de sus padres y madres.

En los niños la personalidad aún no está formada y por ello necesitan unos guías que los orienten en el camino de la vida. Conseguiremos, primero, niños, luego adolescentes, y luego adultos sanos de corazón y mente; y esto lo conseguiremos siendo unos buenos guías, apoyándonos siempre en la balanza de la disciplina y el amor.

Máster en Administración y

Dirección de Empresas