La química es mucho más que poner codos y enterrar la cabeza en los libros para aprender formulación. Es una disciplina que, pese a su complejidad y aparente aridez, influye directamente en nuestra vida cotidiana y en que ésta se desarrolle en las mejores condiciones. Todo es química. Por ello, cuando la publicidad destaca las cualidades de una marca asegurando que no tiene productos químicos "es que no existe", explica José Antonio Palenzuela, profesor de la Universidad de La Laguna y uno de los coordinadores de las jornadas "Acércate a la química", dirigidas a difundir esta ciencia entre los estudiantes de Bachillerato.

Esta iniciativa, financiada por la Dirección General de Promoción Educativa del Gobierno canario y que cumple este año su séptima edición, nació para que los alumnos preuniversitarios perdieran el miedo a la química y comprobaran que se trata de una ciencia "accesible y relacionada con sus vidas", comenta la decana de la Facultad, Ana Afonso. La idea era frenar el descenso en el número de estudiantes que se decantan por titulaciones del campo de las ciencias básicas, un fenómeno que afecta a la globalidad de las universidades españolas y europeas.

Este año el número de participantes en estas jornadas es mayor que nunca: más de 600. No son todos los que lo han solicitado, ya que las peticiones han alcanzado las 800 y es imposible satisfacerlas todas. Dadas estas cifras, este encuentro de los bachilleres con la química se prolonga en esta ocasión durante dos semanas. Comenzó el pasado lunes y concluirá el próximo viernes.

Acompañados por estudiantes de doctorado, que ejercen como monitores, y equipados con guantes y gafas de seguridad, los jóvenes que ayer visitaron la Facultad -procedentes de Güímar y La Orotava- vivieron por un día la experiencia de trabajar en un laboratorio y dar una aplicación práctica a sus conocimientos sobre química.

Así, en grupos de cuatro o cinco, los alumnos recorrieron el laboratorio de la Facultad para realizar experimentos tales como la preparación de aspirina, el montaje de pilas con manzanas o papas, "escritura mágica" o la fabricación de un alcoholímetro químico.

La jornada resulta amena para los estudiantes. "Los chicos se entregan", señala José Antonio Palenzuela, quien destaca la importancia de que quienes los guían en esta jornada son también jóvenes y tienen una mayor cercanía con ellos que si se tratara de profesores. "Es muy entretenido", reconocen los alumnos. Algunos de ellos han desarrollado actividades similares en su centro, aunque el reducido horario y la falta de recursos dificultan la realización de prácticas en los institutos, lo que obstaculiza que los jóvenes tengan un primer contacto con el lado práctico de la química y, por lo tanto, disminuye las posibilidades de que se inclinen por ella a la hora de elegir sus estudios superiores.

Pese a su interés por la asignatura, cuando se les pregunta por sus intenciones para el futuro, la mayoría de ellos opta por las titulaciones de ciencias de la salud, como Medicina, Enfermería o Fisioterapia. Sin embargo, uno de los chicos sí tiene claro que su destino académico y profesional estará ligado a la química.

Sea por el efecto de iniciativas de divulgación como éstas o por otras causas, el caso es que el número de alumnos de nuevo ingreso de la Facultad casi se ha duplicado entre el curso anterior y el actual. La decana Afonso lo atribuye en parte a la implantación del grado -la forma que adoptan las titulaciones en su adaptación al espacio universitario común para Europa-, pero no descarta que algo hayan tenido que ver estas jornadas. "Hay un alumno, ya licenciado, que cada vez que me veía por el pasillo me comentaba que estaba aquí por Acércate a la química", relata. Otras titulaciones que desarrollan actividades parecidas, como Matemáticas, también han visto crecer su número de nuevos estudiantes.

Los cambios que ha experimentado la titulación con la llegada del grado -que suponen la incorporación de nuevos contenidos- han permitido, según Afonso, diversificar las salidas de los egresados y orientarlos hacia campos con mucha presencia en Canarias, como la industria agroalimentaria.

El declive de vocaciones científicas es objeto de debate y motivo de preocupación desde hace años en Europa. "Es un problema de la sociedad en general. Tendemos a lo fácil y cómodo y a lo que no suponga esfuerzo y tenemos la idea no correcta de que las ciencias necesitan más esfuerzo que las letras", argumenta Ana Afonso. Otro factor es, a su juicio, la resistencia de los propios científicos a divulgar su trabajo. "Debemos decir qué hacemos. Es un compromiso y una obligación que tenemos que asumir, porque si un alumno está informado, puede elegir de manera adecuada", afirma la decana.