El Laboratorio Ibérico de Nanotecnología inaugurado hoy por España y Portugal acercará la biotecnología a las fronteras de la ciencia-ficción con sus experimentos con objetos moleculares e ingenios microscópicos.

Robots más pequeños que un mosquito, sensores de tamaño celular y dispositivos electrónicos indistinguibles por el ojo humano pero capaces de controlar miles de variables del medio ambiente, regular un órgano enfermo o detectar la contaminación de los alimentos son ya parte del presente de la nanotecnología, la ciencia del futuro.

El INL, como se conoce al Laboratorio Internacional Ibérico por sus siglas en inglés, es uno de los proyectos científicos más ambiciosos de España y Portugal, que hace dos años acordaron dedicar un presupuesto de 30 millones de euros a la construcción del centro.

Sus instalaciones, de 20.000 metros cuadrados que estarán a pleno funcionamiento en 2010, se empezaron a construir hace año y medio y quieren atraer a los expertos más reputados en ese área del conocimiento para formar parte de un equipo de 200 científicos y 100 investigadores universitarios.

El trabajo del centro, situado en la ciudad lusa de Braga y bajo dirección española, estará orientado a la experimentación, diseño y creación de estructuras y dispositivos de tamaño infinitesimal, semiconductores y sensores ópticos que podrían agruparse por miles en un simple cabello.

En el área de trabajo del INL coinciden un puñado de laboratorios universitarios de EEUU, Europa y Asia y unas cuantas empresas de tecnología punta, sobre las que descansan muchos de los progresos de la biomedicina, la tecnología aeroespacial o el "Silicon Valley" californiano de las empresas de informática.

Según portavoces del INL, su trabajo se orientará a técnicas como la elaboración de materiales, aparatos y procesos de diagnóstico o tratamiento de enfermedades, tan complejas como los desórdenes genéticos, y también a la ingeniería celular, los microimplantes y biochips o la llamada "neuroelectrónica".

La nanotecnología ha llevado ya las fronteras de la ciencia a territorios que hace pocos años sólo estaban en la imaginación de escritores como Isaac Asimov.

Esta ciencia de lo infinitesimalmente pequeño no solo nutre los avances de la medicina o la industria farmacéutica y sus descubrimientos también sustentan los procesos industriales de producción de semiconductores y partículas con propiedades electrónicas o la miniaturización de las telecomunicaciones.

El centro de Braga, abierto en el entorno del campus de la Universidad del Miño lusa, a 78 kilómetros de la ciudad española de Vigo y 39 de Oporto, nace con un carácter multidisciplinar y agrupará a biólogos, químicos, médicos, físicos e ingenieros de varias disciplinas.

Los progresos asociados a la nanotecnología provienen y se aplican a la mayoría de las ciencias, empiezan en los materiales, pasan por los procesos de fabricación, diagnosis o captación de datos, y llegan a las terapias, los productos industriales y las soluciones medioambientales.

Entre sus instalaciones el INL cuenta con tres laboratorios de características muy particulares, que permiten trabajar en ambientes absolutamente libres de la propagación de vibraciones, polvo o partículas contaminantes y que permiten experimentos de gran precisión en biología y bioquímica.

El INL aspira a convertirse en un polo de desarrollo científico en la Península y atraer a algunos de los mejores científicos del mundo en sus especialidades, como declaró a EFE el ministro de Ciencia luso, Mariano Gago, para quien el proyecto es una apuesta de España y Portugal por la sociedad del conocimiento.

El centro de Braga tiene ya un acuerdo, firmado este año en Lisboa, con uno de las instituciones mas prestigiosas del mundo en materia de investigación científica, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de EEUU.

Este entidad aportará un flujo de investigadores principales al INL a lo largo de cinco años y ha programado ya varios proyectos conjuntos con el centro de Braga en nanomedicina, medio ambiente, energía y control de calidad en la alimentación.