Desorden horario en las comidas, "caprichos" y deshidratación constituyen los grandes riesgos de la alimentación de los niños en verano, advirtió ayer Rosa María Ortega, catedrática de Nutrición y experta del Comité Científico del Foro Interalimentario.

Ante las vacaciones escolares, la doctora recomendó a los padres no descuidar este aspecto, porque los menores están en una edad delicada de crecimiento y en la que se establecen los hábitos alimentarios.

De hecho, esgrimió que el periodo vacacional es una oportunidad para dedicar más tiempo a mejorar sus costumbres, enseñándoles a disfrutar de nuevos alimentos y animándoles a realizar más actividad física.

Los expertos consideran que la dieta, también en verano, debe estar compuesta por tres comidas principales, complementada con dos ingestas adicionales más ligeras, a media mañana y a media tarde.

Igual que en el curso escolar, es necesario vigilar que el niño realice un desayuno correcto.