Todas las parroquias de la diócesis celebraron anoche, con la máxima solemnidad, la más importante celebración de la Iglesia: La Vigilia Pascual. En las cuatro islas de la provincia, los católicos se congregaron en plazas y templos para conmemorar la Resurrección de Jesucristo. El obispo, Bernardo Álvarez, presidió esta liturgia en la Sede Catedralicia, especialmente engalanada para la ocasión. El prelado, con un fuerte acento esperanzado, invitó a los presentes a no olvidar que "Cristo vive hoy, sigue actuando hoy". "Sí, hermanos -señaló- , en virtud de que Cristo vive y vive para siempre, Él está eternamente presente a nosotros; es contemporáneo nuestro". Por ello -dijo- "al celebrar la Pascua, se nos invita a todos a brindar por la vida y la esperanza, sea cual sea la circunstancia en que se desenvuelva nuestra vida, puesto que, con Él y con los demás, siempre es posible abrir caminos nuevos e insospechados".