La primavera se presenta "intensa" para los alérgicos a tenor de las previsiones que ayer lanzaron los alergólogos, quienes auguran unos meses de mayo y junio con concentraciones de polen de gramíneas por encima de 5.100 gramos por metro cúbico, uno de los más elevados de los últimos diez años.

El coordinador del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Inmunología Clínica (SEAIC), Javier Subiza, señaló en rueda de prensa que las previsiones se basan en las lluvias de otoño, un 50% superiores a las del año pasado.

Los "picos" de polen de gramíneas, que provoca más alergias que el resto de los pólenes juntos, se esperan entre la segunda mitad de mayo y la primera mitad de junio, sobre todo en Extremadura, zona centro y norte de Andalucía, ha advertido Subiza a los más de 8 millones de españoles alérgicos a esas sustancias.

Según ha destacado, estas predicciones podrían verse alteradas si los meses de mayo y junio son "excesivamente" secos o lluviosos, aunque ha asegurado que esta tendencia "no se ha observado en 25 años".

Por ello, los alergólogos recomiendan a la población con síntomas como la rinitis o el asma acudir al especialista antes del periodo de polinización para obtener un diagnóstico correcto e iniciar, si así lo indica, un tratamiento de inmunoterapia.

Remisión de los síntomas

Esta pauta administrada durante tres o cinco años consigue la remisión de la enfermedad y sus síntomas en el 80% de los casos.

Sin embargo, menos de la mitad de la población alérgica se vacuna y la mayoría recurre a la automedicación mientras el 30% se diagnostica por los síntomas sin pruebas que concreten el polen que produce la reacción, tal y como alertó Teófilo Lobera, coordinador del comité de Alergias a los Medicamentos de la SEAIC.

Las vacunas de la alergia consisten en la administración de cantidades crecientes de un extracto alérgico de forma parenteral durante los meses de otoño e invierno o durante todo el año durante periodos de 3 a 5 años.

Para que el tratamiento tenga efecto, debe ser conjugado con las medidas destinadas a evitar el contacto con el agente alérgeno: no acudir a parques o a zonas con abundante vegetación y no salir en días de viento ni a primeras o últimas horas de la tarde porque las concentraciones de polen son mayores.

Además debe hacerse un correcto uso de los fármacos y llevar a cabo un tratamiento farmacológico que controle los síntomas.

En los niños alérgicos, los expertos advierten de que si no se aplica un tratamiento de inmunoterapia las posibilidades de que una rinitis alérgica se transforme en asma se elevan al 60%.

Pocos alergólogos

El presidente de la SEAIC, Tomás Chivato, señaló que en España existen 870 alergólogos titulados, pero su distribución es dispar.

Así, en Madrid, Andalucía, Navarra o La Rioja hay suficientes especialistas, mientras en Canarias o Cataluña son insuficientes y en la Comunidad de Baleares no hay ninguno en la red pública.

Respecto a las causas del aumento de alérgicos, que han pasado del 0,4% de la población en 1956 al 20% en la actualidad, las investigaciones apuntan a la contaminación atmosférica y a que el exceso de higiene convierte en "perezoso" el sistema inmunológico y produce respuestas inadecuadas.

"El polen y el diésel son un mal matrimonio que en los alérgicos produce hasta 27 veces más respuesta que el polen en el campo", advierten los especialistas en el citado estudio.

Además, las reacciones han aumentado el rango de edad y si hace unos años era raro encontrar alérgicos entre los niños menores de cinco años y las personas de la tercera edad, ahora se produce en pequeños de 3 ó 4 años y en mayores de 70, aunque la máxima prevalencia sucede en los 22 años, tal y como indica el documento.