El Archipiélago canario no tiene suficientes espacios debidamente protegidos para aves acuáticas, a pesar de que muchos de ellos albergan especies en peligro de extinción o de que son refugios para la fauna de la zona, según asegura la organización SEO/Birdlife con motivo de la celebración del Día Mundial de los Humedales.

"Muy pocos de los espacios cuentan con la debida protección legal, ya que sólo hay uno -el Saladar de La Santa en Fuerteventura-, y sólo un reducido número de ellos forman parte de la red de Espacios Naturales de Canarias. Aunque algunos más están integrados en la red de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y, por tanto, dan obligado cumplimiento a la Red Natura 2000, lo cierto es que en la actualidad se requiere una mayor dedicación y esfuerzo para su efectiva protección", explican desde esta organización.

Los ambientes acuáticos escasean en el Archipiélago canario, puesto que de forma natural sólo están representados por escasos barrancos con un pequeño caudal de agua y encharcamientos en sus desembocaduras.

Por el contrario, la construcción de un buen número de charcas, presas y embalses -sobre todo en las cotas media y baja de las Islas- ha suplido esta ausencia, siendo colonizadas por un importante número de aves.

"A pesar del origen artificial de estos espacios, es interesante la relación existente entre las características de la charca y la presencia de ciertas aves, tal y como ocurre en los humedales naturales", señalan los responsables de SEO/Birdlife.

El principal problema de estos lugares radica en los vertidos de sustancias tóxicas y de basura que alteran gravemente estos espacios tan frágiles, modificando su estado natural y llegando a ocasionar mortandades de invertebrados, peces y aves.

También la introducción de especies exóticas altera su funcionamiento y facilita la depredación de las aves, incluyendo sus nidos y crías, sobre todo por gatos y perros asilvestrados, y de ratas, identificados como verdaderos peligros para las avifaunas insulares.

"La desprotección de los humedales ocasiona que muchas actividades del ser humano mal planificadas provoquen daños y molestias a las aves, en ocasiones coincidiendo con sus épocas de nidificación. Por ello es imprescindible que este tipo de oasis cuenten con la debida protección, de forma que se garantice su conservación a largo plazo", insiste la organización denunciante.

Coincidiendo con la variedad de humedales existentes en Canarias, también hay una amplia riqueza de especies que los ocupan.

En la actualidad el Archipiélago canario cuenta con efectivos nidificantes de garceta común, garcilla bueyera, martinete común y avetorillo común, integrantes del grupo de los ardeidos.

Gran variedad de aves

También crían patos, y curiosamente la mayor parte de ellos en Fuerteventura, una de las islas más áridas del conjunto regional: se trata de la cerceta pardilla y del tarro canelo. Ambas especies se encuentran protegidas y en serio peligro de conservación, y en el caso de los tarros canelos, merece destacarse que se trata de la única población española, lo que confiere una mayor notoriedad si cabe. Otras especies que nidifican en los humedales canarios son la gallineta común, focha común, cigüeñuela común y dos clases de chorlitejos, el chico y el patinegro.

Aparte de estas especies acuáticas, también dan cobijo a otras tantas, destacando la lavandera cascadeña, conocida popularmente en las islas por "alpispa", y por otras muchas que visitan los encharcamientos como bebedero.

Así, en las islas orientales reciben las visitas de las gangas ortegas, camachuelos trompeteros o "pájaros moros", etc., y en otras es frecuente la observación de gaviotas y de forma ocasional de águilas pescadoras o "guinchos".

Por si fuera poco, estos peculiares ambientes también sirven de refugio como lugares de descanso y alimentación a las aves migradoras que nos visitan en sus increíbles periplos migratorios.

Algunas llegan a permanecer todo el invierno en estos lugares, como es el caso de garzas, espátulas, patos, etc.