El cirujano pediátrico canario José Uroz Tristán es el único español que trabaja en "La esperanza de África", el mayor buque hospital de ayuda humanitaria del mundo, en el que hay más de 400 personas

Uroz lleva siete meses a bordo de "La esperanza de África", que pertenece a la ONG Internacional Naves de Esperanza, y que estos días ha recalado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife antes de partir a Benin, indicó hoy el cirujano.

Este médico, de 54 años, es jefe de Cirugía Pediátrica en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, actividad que alterna con sus labores humanitarias en países de África.

"Llevo más de 30 años trabajando en África", aclara Uroz, quien asegura que ha podido ayudar a miles de niños gracias a la labor que realiza el Servicio Canario de Salud en ese continente.

Gracias a la aportación económica y el material médico que el Gobierno de Canarias ha realizado, Uroz ha operado de diversas dolencias a más de 3.290 niños, de los cuáles 2.700 son de Mauritania y el resto de Cabo Verde, Senegal y Liberia.

Una de las actividades más destacadas que ha realizado este cirujano es la puesta en marcha, con la ayuda de la cooperación española, de un hospital infantil en Nuadibú (Mauritania).

También ha sido artífice del hospital infantil Petit Moravito en la capital de ese país, Nouakchott, que ha contado con la colaboración del Gobierno de Canarias y de la Fundación Dakar.

De esta última organización, Uroz asegura que ha colaborado muchísimo con África, llevando a los países por los mismos que antes discurría el rally Dakar medicamentos y material médico, "incluso el año pasado, que no hubo carrera también llevaron material a África", añade Uroz.

Asegura que la cooperación del Gobierno canario en África es inmensa, "aunque de esto se hable poco en los medios de comunicación", y junto al SCS defiende la labor de la ONG Cooperación Médica Canarias Sshel, que tiene sedes en las dos capitales y que dirige el doctor Montiano.

"Gracias a estas aportaciones muchas personas de África pueden gozar hoy de una mejor calidad de vida dentro de las penurias que tienen estos países", redunda.

Ahora su misión más inmediata son los diez meses que este cirujano va a vivir en el mayor barco humanitario del mundo, y que del puerto de Santa Cruz viajará esta semana a Cotonú, una de las ciudades más grandes de la República de Benin.

El plan de viaje previsto por este médico es poder operar a entre 500 a 600 niños de ese país, otra de las acciones que se lograrán gracias a la solidaridad canaria, ya que desde el Servicio Canario de Salud se ha aportado gran cantidad de material, sobre todo consumibles, para llevar a cabo las intervenciones.

José Uroz inició sus contactos con la ONG Naves de Esperanza mientras trabajaba en otro proyecto solidario en Liberia.

"Yo necesitaba operar a unos niños y les pedí a los coordinadores del barco que me cedieron un quirófano por una semana y yo, como buen español, acabé utilizando tres semanas", añade entre risas.

Valora la labor que hace este grupo de personas, entre las que hay médicos, enfermeras, auxiliares y personal del barco y que proceden de países tan diversos como Perú, Filipinas, Inglaterra o Estados Unidos.

"El espíritu que existe en estas personas es el del amor", matiza Uroz, "amor a Dios y al prójimo, pues sin este principio no se podría hacer esta maravillosa labor".

Para lograr este trabajo humanitario, cientos de empresas, gobiernos y particulares, realizan donaciones que se utilizan para "curar el cuerpo y el alma de las personas que más lo necesitan".

No se profesa ninguna religión en concreto entre sus ocupantes pero hay un espíritu vinculado a las creencias más espirituales, en las que caben judíos, católicos, evangelistas, baptistas o luteranos, entre otras opciones.

El buque tiene más de cien camas y seis quirófanos, donde "personas que viven en el llamado tercer mundo pueden disfrutar de una medicina del primer mundo" y las especialidades médicas que atienden son de cirugía general; maxilofacial; oftalmología y pediatría, aunque puntualmente se pueden realizar otras intervenciones..

"Salud y esperanza es lo que se ofrece en este barco", dice Uroz, que aclara que "todos los tratamientos son absolutamente gratis, incluso se les paga el transporte hasta sus pueblos o aldeas si es necesario".

Y aclara que "aquí los únicos que pagamos por viajar en el barco y trabajar en la solidaridad somos nosotros, que pagamos nuestra estancia para poder ofrecer servicios gratis".