Hasta los años 50, la Ladera de San Andrés solo estaba habitada en primera línea. Las pocas viviendas que se habían levantado convivían paralelas a la carretera de Taganana, salvo excepciones, como Julia y su familia, que vivían en la cueva homónima, la familia de Los Negritos, en El Hoyo, o en casas esparcidas por la montaña como las de Chivavá o Domingo El Barrendero. Así lo atestiguan imágenes como la que acompaña este reportaje.

El crecimiento poblacional del núcleo, así como la carencia de viviendas públicas y de suelo disponible, motivaron que muchos vecinos se vieran obligados a trasladarse a las barriadas que se construyeron en esa época. Entre ellas, Somosierra y Santa Clara.

Sin embargo, la gran mayoría de los jóvenes que optaron por formar familia prefirieron autoconstruirse su vivienda en La Ladera, bien adquiriendo los terrenos u ocupándolos como colonos y, luego, haciendo los respectivos expedientes de dominio y registrándolos.

Todas estas construcciones carecían de alcantarillado, agua potable y suministro eléctrico. En muchas ocasiones se construyeron pozos negros sin autorización. El agua la cargaban desde un chorro público situado en la carretera de Taganana, frente al tanatorio actual, y otros tiraban los residuos fecales en cubos en la desembocadura del barranco de El Cercado, conocido como Hoya Fría y El Cabezo.

Así transcurrieron varias décadas, hasta que a principios de los años 70, la asociación de vecinos del pueblo elaboró el denominado "Plan de La Montaña", con el asesoramiento desinteresado del Colegio de Arquitectos. El documento tenía como fin principal realizar los accesos, la red de alcantarillado y la de agua potable.

Aunque el documento no era fácil de aplicar por la falta de ordenación de las viviendas autoconstruidas, finalmente el Ayuntamiento de Santa Cruz lo hizo suyo y lo llevó a efecto con sus propios técnicos, que, junto con los vecinos, fueron salvando los múltiples obstáculos que fueron surgiendo.

Más tarde, y ya en los años 80, se presentó un proyecto, por parte de un partido político, para dotar a La Ladera de rampas o escaleras eléctricas, similar al que se había realizado en Lisboa (Portugal).

No obstante, fue otra formación la que resultó elegida y no se desarrolló la idea. Así ha transcurrido el tiempo hasta hoy, "con los vecinos soportando la dura carga diaria que supone remontar las cientos y cientos de escaleras que los separa de sus domicilios", detalla la renovada asociación de vecinos El Pescador.

El colectivo vecinal de San Andrés recalca que hablar hoy de La Ladera es "darse cuenta de que este lugar se ha estancado en el tiempo". La asociación recuerda que si bien el casco del pueblo fue objeto en su día de un "plan urban", que supuso una reforma total en sus calles, en La Ladera los vecinos siguen esperando a que desde el ayuntamiento "se tomen medidas reales para paliar sus muchas carencias y problemas".

El Pescador remarca que "hay mucho por hacer, y la Administración municipal debe entender que los proyectos urbanísticos deben salir de las grandes obras que se centran en la ejecución de planes a gran escala, para responder también a las necesidades reales de los vecinos de pueblos como San Andrés".

Con ello hacen referencia desde el colectivo a proyectos "especulativos", como el que se pretende para Las Teresitas, "olvidando lugares como Las Barranqueras, El Regente y La Ladera, donde este mirar hacia otro lado, cara al futuro, puede llevar a sus vecinos a convertirlos en casi unos marginados.

"Debemos entender que hay vecinos dentro de esta zona del pueblo que viven en situaciones difíciles", enfatizan desde El Pescador. Y con ello hacen referencia al caso de Idaira y sus padres -contado hace unos meses en este periódico-, dos personas con graves problemas de salud que deben salvar un "camino de cabras", impracticable, sin alumbrado ni barandas, para acceder a su domicilio.

Por eso, avanzan desde la asociación, la idea es que, una vez esté al frente del ayuntamiento el nuevo gobierno municipal, "sentarse con los vecinos y escuchar sus demandas para trasladarlas luego a la administración y luchar con todos los medios para que se busquen soluciones".

"Solo nos queda luchar y esperar del nuevo gobierno que salga de las urnas la mayor de las predisposiciones", desean desde El Pescador.