Estos son los actos "a los que merece la pena venir solo por ver los rostros de felicidad. Me avisaron el viernes que era hoy (por ayer) y no podía faltar". Así valoró el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, la entrega de las llaves de sus viviendas sociales a once vecinos de la capital chicharrera que tuvo lugar en las dependencias de la Consejería de Vivienda del Edificio El Cabo.

Fue uno de los días más importantes en las vidas de Famara, Ramón, Ana Esther, Mercedes, Rocío, Joanna, María de las Mercedes, María del Carmen, Manuela, Guacimara y Milagros. Y para sus respectivas familias. Pero también, como dijo el alcalde, "para la ciudad". Bermúdez espera que "pronto se adjudiquen las 107 pendientes en la zona de La Gallega"

La directora del Instituto Canario de la Vivienda, Sulbay González, el alcalde y el gerente de Visocan (propietario de nueve pisos; los otros dos son del parque público) presidieron la entrega que se desarrolló entre risas y lágrimas, pero de emoción y alegría. Un auditorio expectante y algo nervioso recibió con entusiasmo la relación.

Las viviendas hasta ahora vacantes son de segunda adjudicación, explicó Sulbey González, quien habló de una sensación parecida al adelanto del sorteo de la Lotería de Navidad con premio. "Por las razones que sean, señaló, los adjudicatarios no habitan las viviendas protegidas de promoción pública y primero las rehabilitamos para volver a entregarlas a familias que cumplan los requisitos y estén en el listado de demandantes con el sistema del sorteo ante notario que marca la ley".

Todos los que recibieron ayer la documentación y las llaves "cumplen, añadió González, al tener ingresos mensuales inferiores al 0,75 del índice de referencia, el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). Ninguna familia destinará más del 12% de ellos al alquiler, entre 0 y 90 euros. El resto correrá a cargo del Gobierno".

"Todavía no me lo creo". La frase es de Rocío que junto a su pareja Carlos -una de Tíncer, el otro de las 96 Viviendas de Ofra y okupas en la zona de Taco hasta ahora- recogió las llaves de una vivienda que solicitó hace cuatro años. Ahora la compartirán con Laura, su hija de 17 años. "Me muero de ganas de verlo por dentro. Estoy muy ilusionada. Está en El Sobradillo", dice.

También era feliz hasta el llanto Famara que pide una casa "desde 2002". Está separada y tiene una hija de 9 años, Lisbeth. Nació en La Salud, "en el barranco de Santos, no me avergüenza decirlo" pero ha vivido siempre en Añaza. Después de un proceso "en La Laguna me denegaron la casa por estar empadronada en Santa Cruz. Hubo que empezar de cero pero ahora por fin ha llegado. El piso está en el Muñeco de Nieve y me voy corriendo a verlo si me dan permiso en el trabajo. Me parece mentira". No lo es, por fortuna.