Promovida por la organización ecologista Greenpeace, la regla de las "3 erres" es una propuesta sobre hábitos de consumo y cuidado del medio ambiente, que pretende reducir el volumen de residuos o basura generada, desarrollando al tiempo hábitos positivos como el consumo responsable.

El seguimiento de las "3 erres" ayuda a generar menos basura, a ahorrar dinero y a ser un consumidor más comprometido. Es sencilla de recordar y más aún de poner en práctica a partir de un trío de pasos: reducir, reutilizar y reciclar. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife explica ésta y otras prácticas de compromiso medioambiental en materia de residuos urbanos en su página web santacruzlimpia.es y en sus perfiles de Facebook y Twitter.

Reducir. O pensar antes de comprar. Debemos asegurarnos de que verdaderamente necesitamos lo que estamos pensando en comprar. Y una vez tomada la decisión es preferible elegir productos a granel (fruta, verdura o chacina sin envasar) o con mayor volumen de producto (una botella de 1,5 litros en vez de cinco latas de 0,3, siempre que tengamos claro que los consumiremos antes de que caduquen). Si no se trata de alimentos, debemos tender a primar la adquisición de artículos con el mínimo de embalaje. Afortunadamente, esta elección es cada día más sencilla porque la apuesta de muchas marcas va en la misma línea.

Como reducción también debemos entender evitar el uso excesivo de productos de usar y tirar. ¿Cómo? Recurriendo a las servilletas de tela "de toda la vida" en vez de las de papel. O sustituyendo el papel de aluminio por una fiambrera para el desayuno o la merienda de sus hijos (o para su almuerzo si usted come en su propio centro de trabajo).

Reducir es, asimismo, hacer la compra del día o de la semana provisto de sus propias bolsas de tela o rafia. La mayoría de las cadenas de alimentación las venden desde que se impuso la obligatoriedad de cobrar por las de plástico. Esos pocos céntimos que ya no nos regalan han conseguido, notoriamente, que muchos ciudadanos opten por una práctica tan ejemplar como eficaz.

Reutilizar. Implica apostar por que lo que compramos nos dure más, utilizando con el mayor cuidado posible los envases de aquellos productos (especialmente los alimentos) que adquiera. En muchos casos podrá alargar su duración dándoles una nueva utilidad.

¿Cómo se logra este objetivo? Volviendo a usar un objeto para un mismo fin o para otro diferente al original. Dos ejemplos recurrentes son el empleo de un frasco vacío de cristal para guardar el aceite ya usado, o bien usar la bolsa de papel de la panadería como contenedor para el desayuno escolar de sus hijos.

Reciclar. Aprenda a separar sus residuos. Es la "erre" más común, pero a la vez la menos eficaz. Consiste en rescatar de lo que llamamos basura el máximo desecho posible para convertirlo en un producto nuevo. Hoy en día casi cualquier tipo de basura se puede reciclar. ara que el reciclaje sea eficaz debe separar correctamente los residuos. Esto permitirá elaborar nuevos artículos, ahorrar recursos naturales y energía para fabricarlos si no fueran reciclados.

Ejemplos de reciclaje a partir de materiales que normalmente acaban en cualquiera de los contenedores dispuestos en nuestra capital los hay a centenares, como páginas webs en las que se muestran qué y cómo tratarlos. Y si usted tiene hijos en edad escolar (enseñanza Infantil y rimaria, especialmente) es muy probable que con ocasión de alguna festividad señalada hayan aparecido por casa con un regalo hecho con restos de cualquier tipo: un lapicero a partir del canuto de un rollo de papel o de una lata de refresco, una caja para guardar documentos "personalizada" con las hojas de este periódico... en el peor de los casos, guardar las tapas de las botellas de plástico para entregarlas luego a alguna iniciativa solidaria es una forma sencilla de facilitar su reciclaje, mezclado en este caso con un fin altruista.