J.D.M.

Montse, Lali, Juan Luis, Nicolás, Ezequiel, Modesto, Manolo... Algunos no se veían desde hace tiempo y otros no habían vuelto en años a su barrio, El Sobradillo, pero a todos les une pertenecer a una generación y, sobre todo, una idea: luchar, desde el movimiento vecinal, por mejoras que niegan instituciones y/o administraciones. Siete históricos, unos dirigentes y otros simples vecinos, dialogaron en el marco de la reciente Semana Cultural sobre las "siete luchas de 7 Islas", la asociación de vecinos de esta zona del Suroeste.

Han seguido su camino en la vida, algunos incansables al desaliento y otros "en barbecho", pero insisten en explicar a las nuevas generaciones que "nada se consigue sin luchar y mucho de lo que tenemos solo ha sido posible así. Cargados de razones y de justicia con acciones colectivas. Han sido luchas ganadas en su mayoría".

Como protagonistas indirectos de esta historia, en el otro lado, nombres muy conocidos: Francisco Rebollo, Manuel Hermoso, Adán Martín, Paulino Rivero...

La "dictadura" del Polígono de El Rosario (PROSA) tras la cesión del Suroeste al municipio de Santa Cruz por el alcalde Elías Bacallado en 1972 -"todavía no sabemos a cambio de qué"- fue la primera gran lucha.

Recuerdan que "el MOPU hizo todo sobre un plano en Madrid y luego, como un hecho consumado, llegaron los avisos de expropiación e, incluso, la visita de ministros franquistas como Mortes Afonso. Nos rebelamos en una doble vía: los recursos judiciales y la acción. Llevamos al pueblo -niños, adultos y mayores- a la calle, y sin permiso cortamos Méndez Núñez, delante del ayuntamiento".

"Los policías -apostillan- nos pedían por favor -eran otros tiempos, los primeros 80- que nos levantáramos, pero nunca claudicamos. Un hecho muy importante fue el encierro de diez días en la iglesia tras una asamblea en el Centro Cultural El Carmen. "De lo previsto no hicieron ni el 50%, aunque PROSA no solo modificó el paisaje sino la vida de la gente", apuntan.

El otro gran momento fue el primer Plan de Barrios, que quedó paralizado, "y con todas las calles abiertas" porque se acabó el presupuesto. La movilización frente al Cabildo resultó clave para primero ampliar la dotación económica y luego retomar las obras.

El tercer eslabón fundamental de la cadena fue la movilización de 2004 contra el PGO y la Vía Exterior, esta vez integrados en colectivos con mayor campo de acción: Coordinadora de Pueblos y Barrios o Asamblea por Tenerife.

Y llegaron más luchas, casi todas ganadas: señalización y pintado de la carretera general; demanda de guaguas; semáforos y pasos de peatones en el centro de salud de Barranco Grande o una plaza de la Papa "digna".

Veteranos son, se nota en canas y arrugas, pero mantienen un espíritu aguerrido y, sobre todo, el orgullo por lo logrado gracias a su esfuerzo. No se sienten viejos sino dispuestos a aportar su experiencia a cualquier nueva lucha.

Manolo explicó el proceso contra las antenas de telefonía móvil que ha llevado a Plamocan, que nació en Barranco Grande y cogió fuerza aquí, por toda la isla. Última batalla ganada: otra retirada en la calle Bellotero.

Ezequiel habló de "la séptima lucha", la puntual en las canchas de bochas hechas por los propios vecinos; la señalización de la carretera general o la bandera de una plaza de la Papa en buenas condiciones.

Lali analizó lo previsto por el MOPU y el ayuntamiento a través de PROSA y concluyó: "Del 80% inicial de afección de viviendas se liberó más del 50% con reposición en la zona y grandes solares".