La Concejalía de Urbanismo de Santa Cruz ordenó ayer el desalojo y la demolición parcial de la antigua fábrica de Celgán. El fin del consistorio es buscar una solución para las personas que viven allí, por lo que se han intensificado los contactos individuales con ellos.

Los técnicos municipales establecen que la propiedad "no reúne las condiciones mínimas de salubridad debido a la dejadez absoluta de conservación y falta de mantenimiento de la entidad mercantil propietaria" y que, por tanto, "se encuentra actualmente en un estado peligroso. En ningún caso resulta viable su ocupación y menos aún como morada humana, por lo que es indispensable el desalojo y auxilio de sus habitantes".

Los técnicos señalan que en la parte que perteneció al antiguo colegio que luego formó parte de la actividad industrial de Celgán, su estado de peligrosidad "es importante tras haberse producido el desplome de una zona del primer forjado". Se considera, por tanto, que "existe un riesgo inminente de desplome en toda la zona frontal".

Por ello, se solicita a la entidad propietaria a que proceda, "en el plazo improrrogable de un mes, a la demolición del primer forjado con la adopción de cuantas medidas de seguridad se determinen a juicio técnico competente".

Con carácter previo a la demolición, se deberá llevar a cabo un estudio del comportamiento de la estructura, "dado el riesgo inminente de desplomes". En caso de incumplimiento, Urbanismo adoptará medidas cautelares y de ejecución forzosa o podrá imponer hasta 10 multas coercitivas, por un valor máximo cada una de hasta el 10% del coste de las obras, que según la estimación de los técnicos ascienden a 204.719,60 euros.

En este sentido, 150.000 euros son para la demolición; 42.719,60 para el tapiado del edificio; 3.000 para el saneamiento de todos los elementos sueltos con peligro de desprendimiento y, por último, 9.000 euros para el desbroce, desescombro, limpieza de terrenos y edificaciones, gestión de residuos y desinfectación.