La crisis tiene varias caras. Una de las más visibles y costosas es la de los carteles en báculos o soportes públicos. Cada vez son más las personas que se anuncian en farolas o paredes de la ciudad para hacer todo tipo de trabajos. Además, están los "artistas frustrados" a los que les suele dar por ensuciarlo todo. Y eso cuesta mucho dinero.

Así, el Ayuntamiento de Santa Cruz gastó 153.366 euros durante el pasado año 2012 en la limpieza y retirada masiva de carteles, pintadas y grafitis en lugares y soportes no autorizados. Sólo el personal dedicado a dichos trabajos tuvo un coste de 110.771 euros, a los que se añaden los gastos operativos de material móvil y vehículos usados para la limpieza, por 34.636 euros, y cerca de 8.000 euros para la compra de productos químicos, como desincrustantes y quitapintadas.

El concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, explicó que para reducir el impacto estético de las pintadas, se utiliza de forma preferente el sistema de hidroborrado a baja presión, que en ocasiones queda complementado o se reemplaza por la cobertura de la superficie con pintura o cemento. Este sistema, que consiste en una combinación de polvo de calcita, agua y aire, de la que se obtiene un fluido que se proyecta con pistola a baja presión, da resultados y no daña la pared o soporte donde se aplica.