El debate sobre el posible traslado del rastro de la capital tinerfeña a un nuevo enclave diferente del actual aún sigue vivo, por lo que comerciantes y ayuntamiento iniciarán una ronda de contactos en los próximos días para buscar un posible nuevo emplazamiento.

En principio, la corporación municipal busca que la zona de puestos que abarca la avenida Bravo Murillo se traslade hacia la zona original de este mercadillo, en las vías del entorno del Mercado Nuestra Señora de África.

Esta decisión supondrá la reubicación de unos 200 puestos, lo que obligará, indiscutiblemente, a reducir el espacio que ocupa en la actualidad cada uno de los puntos de venta.

Los comerciantes aseguran que estarán pendientes a cualquier decisión que represente la pérdida de puestos, pues aseguran que si esta decisión redunda en que se reduzca el número de vendedores, su postura será la de solicitar que se traslade "a todos los comerciantes", aunque precisan que la intención inicial de ambas partes es que los contactos se establecerán para que en el rastro "todo siga igual".

Así, en los próximos días, los comerciantes conocerán el nuevo plano técnico del rastro, "con la predisposición del ayuntamiento de conocer nuestro punto de vista para formular las mejoras que consideremos oportunas".

El rastro cuenta en la actualidad con 667 puestos, que se tendrían que ubicar en la readaptación del espacio actual, pero sin la superficie de Bravo Murillo, que abarcaba 200 puestos, lo que representa un tercio de este mercadillo.

No obstante, para las personas que se dedican a la venta de segunda mano y que no pagan, porque su presencia es esporádica en el rastro, la asociación de comerciantes indicó que también se les guardará un espacio.

Esta medida intenta responder a las demandas de los vecinos de los edificios de la zona, de manera que esta actividad no les represente una molestia en los días de celebración. De hecho, algunas de las diferencias entre ambas partes se han intentado solventar en los tribunales.

Esta reestructuración en marcha también valdrá para la reordenación de la numeración de los puestos, que no se pintaban desde hace siete años, con el propósito de evitar conflictos entre vendedores.

Dámaso Arteaga, concejal responsable del área de Obras y Servicios, solo se limitó a explicar que de momento se está barajando esta posibilidad de reorganización del rastro, y que los contactos comenzarán en estos días.

Sin embargo, en el mercadillo la situación cada vez es más compleja, con una ventas que, según los comerciantes, se han reducido en más de un 50% en los últimos tiempos, algo que ha cambiado la situación de las familias que acuden cada fin de semana.

Además, la crisis también ha generado un incremento en los robos que padecen los puestos, donde se ha contabilizado un incremento de los artículos sustraídos.