Vecinos del ámbito de las calles Doctor Salvador Pérez Luz y paralela denunciaron ayer los escándalos que se producen de noche en la zona y el "trapicheo" de drogas que se genera en la parte baja, un problema gravísimo que está haciendo cada vez más difícil la convivencia en el entorno de la rotonda de la avenida Venezuela que confluye con el nuevo viario del Barranco Santos. A ellos se le unen la limpieza deficiente del enclave y el paupérrimo mantenimiento de las infraestructuras.

Estas constantes las llevan sufriendo los vecinos sobre todo desde que se iniciaron las obras anexas a la vía del barranco y se fueron terminando por trozos, unos inconvenientes que se han incrementado y que los vecinos denuncian porque "ya se han llegado a unos niveles de perjuicios importantes para todos los que vivimos aquí gracias a unos pocos que se han adueñado del lugar".

La media tarde y la noche se han convertido en el mejor arma de estos "personajes", ya que en las zonas bajas de las calles citadas se concentran grupos de jóvenes que prácticamente casi todos los días se dedican a armar tanto barullo que a los vecinos les cuesta conciliar el sueño.

Maltrato del mobiliario.- "Se trata de jóvenes que se dedican a no cuidar el mobiliario urbano, a maltratarlo y a darse una mala vida con escándalos que perjudican a todos los que vivimos aquí. También se produce trapicheo y es normal ver cómo en los rincones se produce compra, venta e intercambio de sustancias estupefacientes sin que la policía pueda hacer nada para evitarlo porque si pasan por aquí hoy, mañana la zona vuelve a convertirse en un punto negro de drogadicción", explicó uno de los afectados.

Por otra parte, una de las vecinas señaló que también en este enclave "se producen botellones, sobre todo los fines de semana, que derivan en ocasiones en vandalismo gratuito. Y ya está hecha la combinación: rincones, bancos, alcohol, drogas, noche... Y los pobres vecinos a sufrir toda esta porquería".

Al margen de la falta de sueño de las personas, las consecuencias al día siguiente son que las calles y las plazas se convierten en auténticos basureros, como lo demuestra el hecho de la cantidad de cascos de bebidas alcohólicas, botellas, bolsas y vasos plásticos que se pueden encontrar. "Fíjese cómo está esto. No dan ni ganas de pasear por aquí porque todo está hecho un desastre".

En este sentido, los residentes critican también el estado de abandono al que someten las áreas del Ayuntamiento de Santa Cruz a estas zonas. Se refieren, sobre todo, a la falta de limpieza de las calles y jardineras. Los vecinos fijan el problema desde la rotonda de la cabecera de la avenida Venezuela en su intersección con el viario del Barranco Santos, hasta el final de la paralela Doctor Salvador Pérez Luz. Justamente, en la parte nueva construida se ve la falta de mantenimiento que realizan los servicios municipales.

Limpieza de calles.- Buena muestra de ello es la gran cantidad de excrementos de perro que hay a lo largo de toda la acera, así como la invasión en partes de la misma de hierbajos que delatan cuánto tiempo hace que no se realizan los trabajos.

"Es cuestión de tiempo, ya que las raíces de los hierbajos van a levantar las losetas en unos meses y luego vamos a quejarnos al maestro armero porque no habrá nadie que las repongan", advierte otra de las vecinas.

"Es lamentable la situación que estamos viviendo en estos momentos. Mire a lo largo de la acera la gran cantidad de cagadas de perro que hay. Esto es un campo de minas y ni los carritos se pueden llevar por estas zonas. Claro que la culpa no solo es del ayuntamiento, que tiene que cuidar por la limpieza de las calles y las infraestructuras, sino de los dueños de los perros, que son incapaces de llevar una bolsita y llevarse su mierda a otra parte", criticó con vehemencia.

Los malos olores.- Llamó la atención sobre un pequeño jardín que se encuentra en la confluencia de ambas calles en dirección al mar. Allí hay un espacio con varias especies de palmeras de unos 15 metros cuadrados que es utilizado por los propietarios de los canes para que estos hagan sus necesidades. El problema radica en que, al margen de que se esté utilizando como "un gran cagadero de perros", el mal olor llega a las ventanas más próximas de los edificios que están al lado.

"En verano o los días de mucho calor el olor llega a ser insoportable y nos llega a nuestras casas. Aquí no hay quien viva", indicó para concluir.