Un total de 27 familias propietarias o inquilinos del bloque noveno de Ofra viven desde hace años con un creciente temor a que su edificio acabe siendo apuntalado o, incluso, que se desplome un piso y, con ello, se vea afectado todo el inmueble y no tengan más remedio que desalojarlo. Según relataron ayer a EL DÍA, todo se debe a que, desde 2006, las filtraciones y pérdida de agua que se producen en el piso tercero B han afectado de tal forma a la vivienda situada justo debajo que sus propietarios se vieron obligados hace dos años, por recomendación técnica, a abandonarla y mudarse a otro inmueble en el Porís de Abona "para no seguir viviendo en estas condiciones y por salud mental".

Esta situación ya ha deparado diversas denuncias, sentencias y recursos jurídicos, si bien el proceso aún no se ha cerrado en la vía judicial. La familia más afectada, de cuatro miembros, intentó solucionarlo al principio de forma dialogada y consensuada con la propietaria del piso del que, según señalan y apuntan todos los indicios, proceden las filtraciones, pero resultó imposible y optaron por que se pronunciaran los juzgados para exigir que se les arreglasen los desperfectos y se les compensase por los daños. Tras varios fallos y recursos, al entender que la cifra de la indemnización era totalmente insuficiente, la sentencia en firme aún vigente, que data de 2010, fija una compensación de 777,31 euros, aunque aún no han conseguido cobrar nada y temen que, si se declara la insolvencia de la propietaria del piso superior, se vean con un problema casi irresoluble, entre otras cosas porque un informe de técnicos municipales de 2009 calcula los daños en 50.000 euros.

Ese análisis resulta demoledor. En sus conclusiones, asegura que el edificio padece "importantes problemas de filtraciones en las solanas, baños y cocina en las viviendas 1B, 2B, 3B y 4B", si bien aclara que los daños son más acusados en los pisos 3B y 2B, "que están en condiciones de insalubridad absoluta e inseguridad". Según los técnicos, se trata de casas no aptas para ser habitadas, entre otras cosas porque los techos y paredes "se están cayendo, afectándose y hasta inutilizándose las instalaciones eléctricas". Sin embargo, lo más grave, y es por lo que el resto de propietarios temen que el techo de este casa se desplome y se vean afectados todos, radica en que se han visto perjudicados "los elementos portantes (forjados, pilares y vigas de hormigón armado), padeciendo procesos patológicos que derivarán en un deterioro irreversible de los elementos estructurales y en su capacidad portante".

Los técnicos calificaban hace dos años la reforma como urgente, con lo que ahora la situación solo ha empeorado. Según los afectados, la causa se debe a que, durante unas obras en el piso 3B, no se cambió la vieja cañería de plomo del suelo, lo que se agrava con el uso habitual de "agua fuerte" y "espíritu de sal" para limpiar esa vivienda. EL DÍA intentó ayer, sin éxito, conocer la versión de la dueña de esa casa, si bien siempre ha negado su culpa.

El resto de vecinos, sin embargo, aluden a otros problemas de convivencia que desata y critican la inacción y desinterés del gobierno local hasta ahora, pese a los informes y sentencias existentes.