Los cerca de 240 alumnos del colegio Miguel Pintor, del barrio de La Alegría, regresaban ayer de nuevo a sus aulas, tras una ausencia obligada de un mes como consecuencia del desprendimiento de piedras y tierra que se produjo en la ladera existente detrás del centro.

En un regreso cargado de emotividad, protagonizado por los padres y sus hijos, los niños hacían su entrada triunfal por la puerta principal con la misma ilusión que lo hacen cuando comienza un nuevo curso.

Han tenido que trasladarse al colegio Estévanez Murphy de La Salud durante el tiempo que tardaron operarios especializados en sanear la ladera, cuyos informes técnicos garantizan la seguridad en la zona.