Diablos Locos recuperó anoche el primer premio de Interpretación que mantuvo retuvo tres años Triqui (2008, 2009 y 2010) y que ya en 2007 había recaído en las manos de los trónicos. El segundo de Interpretación fue para La Traviata y el tercero, Bambones, que partía como claro favorito por sus dos canciones exquisitos. Sin duda, los mejores de la final seguidos de La Traviata. El tercero era una lotería.
En Presentación, ganó Hechizadas, seguidos de Ni Pico y tercero, Mamelucos. El Premio a la Creatividad fue para Los Que Son Son; el premio de Trabas a la mejor percusión, para Ni Fú-Ni Fá; el galardón al mejor director Borja Reyes, que enrtega Ni Pico, para PrimiRodríguez, de Bambones. Y el trofeo Tom Carby, de Diablos Locos, curiosamente para Zeta-Zetas, que presentó la reclamación que apunto estuvo de descalificar al discutivo ganador de este año.
Unas 19.000 personas se dieron cita anoche en el estadio capitalino, haciendo realidad un sueño de todo murguero y un reto que había asumido como propio el hoy gerente de Fiestas, quien puede capitalizar el éxito de la fiesta del pasacalle en la “bombonera” chicharrera.
Aunque con clareas en Herradura Alta, el espectáculo arrancó quince minutos sobre las 20:30 horas, momento previsto para el inicio de una final histórica. Abrió el festival murguero el cantautor Ezio Alejandro, que interpretó su “Chicharrero”, para continuar luego con una presentación a cargo de los maestros de ceremonia, quienes hicieron un pequeño homenaje con un pobre montaje fotográfico.
La primera murga en actuar fue la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá. Pero no era la primera vez que subía a la final sin su director, pues ya el año pasado el maestro se encontraba convaleciente de una operación tal día como ayer y fue el propio Ulises Noda el encargado de “tirar del carro”. Anoche el reto era más difícil, pues el maestro dirigía a la Fufa desde el cielo.
La afilarmónica madre del Carnaval estrenó anoche su disfraz, una recreación de la primera fantasía que lucieron en 1961 con la adaptación realizada con telas modernas según el criterio de Elena González, diseñadora del grupo y este año autora del cartel anunciador del Carnaval.
Tras su presentación, la Fufa animó a la afición echando mano de los cánticos deportivos habituales en el Heliodoro: “Hola Tenerife”, a lo que el pública respondió “Hola Ni Fú-Ni Fá”, pero como esto último era un poco largo, no quedó tan bien como cuando el público le tendió la mano desde el graderío y gritó: “¡Vota Heliodoro, je, je!”, Y allí estaban los componentes de la murga, edades al margen, brincando y disfrutando. Su primer tema, “Santa Cruz en Carnaval”, una canción sobre el “caso facturas”, que cuenta cómo justifican los gastos en el ayuntamiento chicharrero. “Ya está bien de golfos carcamales que se hacen llamar grupos municipales”. Y de ahí, a un clásico de la Fufa: “El Cubanito”. Después de arrancar con una estrofa homenaje a Enrique, siguieron mandando a tomar por cubanito a quienes pensaban que la Fufa sin Enrique no iba a salir la murga; una crítica a Zapatero por fastidiar a los pensionistas –lo que le afecta a gran parte del grupo-; el engaño del cambio de moneda de la peseta al euro; las elecciones de mayo, Santa Cruz, una ciudad muerta; reproche a las críticas de Eloísa Reverón, periodista de La Opinión; a los canariones… y hasta al gerente de Fiesta por renegar de su premio Criticón que ganó por su letra en Trasnochados contra Juan Viñas, que ocupó en los ochenta su puesto. Cuando parecía que la Fufa había demostrado que está muy viva, incluso arremetiendo contra quien fuera su director adjunto, llegó un momento enormemente emotivo: Ulises Noda pidió que subiera el director más carismático de las murgas infantiles y también ganador con su grupo del primero premio de Interpretación. Ulises dijo que era un homenaje particular de la Fufa al niño porque cuando el pequeño bajó del escenario tras recoger el primer premio y lo entrevistó la Tele Canaria, sólo se ocurrió dedicarlo al maestro: Enrique González.
Ulises Noda, de la mano del pequeño director de Distraídos, dirigió a la Fufa, en un gran homenaje que terminó coreando todo el estadio dando palmas. Impresionante. ¡Cuánta emoción! Y cuando dijeron que Enrique estaba en el grupo de la murga celestial el Heliodoro hizo la ola. Sin palabras. El pueblo gritó: “¡Esto sí que es un pedazo de murga!”.
Eran las 21:15 horas y, con la emoción a flor de piel y tras marcharse la Fufa a ritmo de caja, bombo y platillo, comenzaba el concurso en sí. Los primeros en actuar serían Bombones, seguidos de Trique-Traques, el regreso a la final de Mamelucos, La Traviata, Diablos Locos, Ni Pico-Ni Corto, Tiralenguas y Triquikiconas. El espectáculo estaba servido.

Bambones.- Ejecutaron una magistral actuación, salvo algunos cánticos como fáciles levantaplazas que contrastaron con las joyas que emanan de mentes privilegiadas: cómo hacer una letra que cantada de arriba abajo diga justo lo contrario que si se canta de abajo arriba. En la presentación, que desarrolla su fantasía de regadera, jugaron a despistar, pues el público quería su “Mi vida ser un bambón”. Y lo tuvieron después de su presentación. Luego vino su repertorio. El primero, “Palomitas de maíz y altramuces o cotufas y chochos”, contrastó cómo canarios y peninsulares utilizan diferentes términos para hablar de lo mismo: mola, el peninsular; guapo, el canario; y así siesta frente a sobar un rato; pedo a lote… y dicen que cuando aquí se dice “alcalde vete a freír chuchangas o métete una papa no es invitación a una cena, sino una invitación a mandarse a mudar”. Después la canción baja un poco cuando contrastan cómo se habla en Las Palmas con pullover, tembló por un momento la vocalización, y profundizan en la crítica con los diputados de CC en Madrid, son unos impostores, “son más godos que canarios”. Y proponen un diálogo que entienden por igual canarios y peninsulares, cuando hablan de sueldos, crítica al gobierno central, con 67 años nos mandan al asilo o a la mierda Zapatero. Basta ya. El tema fue de más a menos en calidad de letra, justo a la inversa que en el ritmo musical.
Su segunda canción, “La Bambonera”, sacó punto al estadio, pues no les hizo falta otra escenografía; está hecha para cantar en el estadio Rodríguez López. Saludan a Tribuna, San Sebastián y a Herradura, que “están allá puteados”. Pero los invitan a gritar para sentirlos cerca. Eso sí, ni botellón, ni agujeros en el césped porque el domingo juega el Tenerife. Y hacen su propia selección con los políticos: sensacional golpe, “Zerolo, en el banquillo”, Paulino juega a despistar; Bermúdez, un oportunista, Hilario más fuerte que una roca, y Llanos como Sabih del Barsa, que viva el tiquita, cantaron. La canción se detiene cuando se meten con el presidente del CD Tenerife, que es el que tiene el dinero, pero rompen todos los esquemas con una joya para la historia de las murgas. Cuentan la jugada de una estrofa dedicada a Las Palmas como capital cultural, que leída de arriba abajo, la elogia, la pasan por la moviola y dice lo contrario. Sensacional. De película. Y luego dan otro golpe: cuando dicen que a Zerolo hay que darle el patadón. Cogen una pelota, a la que le han puesto una cara del alcalde y… patadón. Siguen con una parte de levantaplazas facilones: Santa Cruz, un pedazo de muerto; me gusta la bandera de Los Chancletas para ocultar lo que hay detrás, e introducen un viaje a los controladores, con el cántico deportivo “manos arriba, esto es un atraco”, para terminar con un canto a la afición de todas las murgas y bajar la fuerza cuando dicen “cómo ganar un mundial con la afición”. Salvo algunos levantaplazas facilones, la murga Bambones de El Cardonal interpretaron dos temas de calidad, que tuvieron altos y bajos, pero su fuerza, espectacular. Huelen a premio, pero es la primera y es difícil comparar. El nivel está del uno al diez, a quince.

Triqui-Traques.- Hicieron una apuesta arriesgada, pues cambiaron su estilo. De su humor cacofónico, que les ha dado los tres primeros premios de Interpretación de 2008, 2009 y 2010, apostaron por una letra más seria, con mucha ironía, para reservar su espectáculo visual a su segunda actuación. Bambones abrió el concurso y, al menos Triqui, no saltó su nivel. En la primera canción de la “tribu del Carnaval”, “Ya era hora, este año nos gastamos las perras en una canción que tenga hilo conductor”, dijeron que iban a renunciar al estilo de la “Posesa” e iban a cantar como la murga de antaño. Después de decir que compraron una bobina de hilo conductor, que extienden de un lado a otro del escenario como una liña de la ropa, pasaron a Miguel Zerolo, que “ya nos dice adiós” después de haber roto la plaza de España; de ahí pasaron a canal Cuatro, “godos de mierda”; suben a Gonar al escenario, y hasta al jurado, Manolo Artiles… Divertido y original enfoque de su primer tema. En ese momento, la grada de Tribuna gritaba “el sonido es una mierda”, algo que después se subsanó por un problema en el suministro eléctrico. Su segunda canción en concurso, “Vale, ya sé que Tokio no está en China”, una letra ramplona hecha para buscar el humor fácil. Su coreografía, perfecta, decía más. Dicen que su madre había nacido en Tokio; que buscan un lugar para jugar; que hay que mojarse el culo y ahora lo compran (toallitas) en Mercadona. Lo mejor: cuando hacen arte marcial y dicen “pin, pan, saca lacasitos”… Siguieron con “nos engañaron como chinos”, al ritmo de chinito tú… Y rescatan un chiste clásico: “en Las Palmas me ven con los ojos cerraditos y me dicen: ¿te fuiste de fiestas, maricón?”. Un par de llaves maestras y van a comprar al chino. Y terminan con un final muy original: “por mi pueblo, por mi gente y por… Pepe Benavente”. Dejaron despejado el camino del pódium a las murgas rivales.

Mamelucos.- Su actuación fue de menos a más, hasta estallar de forma sensacional con la última parte de su segundo tema y bordarlo con su despedida. El primer tema, “Un estadio de cine”, fue la segunda parte del tema de Bambones, pues coincidió en utilizar el estadio como escenografía. Con cambio de ropa, dejaron atrás a sus samurái y en el primero apostaron por hilvanar sus letras en una selección musical superdifícil. Las voces, mal; el solista estaba tapado por los contracantos, y ni siquiera cuando invitan al público a ponerse en pie si son chicharreros el público responde. Faltó vocalización. De ahí que estaban en el estadio, dan un salto y llegan a decir que Paulino Rivero es un asesino, “deja a nuestra costa en paz”, se alegran porque es una Zerolo es una especie en extinción, y de pronto arremeten contra la especulación. Hacen un catálogo de especies y dicen que Ángel Isidro Guimerá pertenece a los bichos chupópteros, parece que le cantan a Valleseco… Se pierden el hilo conductor por completo. De buena a primera dicen que llevan unas gafas con las que se ve a la gente desnuda para seguir recordando los cines de Santa Cruz ya desaparecidos como los dos rombos. Y representan una escena de miedo: chupasangre: Zapatero, con los demonios de CC, y hacen referencia a los sueldos. Dicen que los políticos son como la lacra de esta sociedad, cucarachas de esta sociedad. Y terminan con un homenaje a un payaso: Enrique, el gran director. Después de la Bambonera, de los de Primi Rodríguez, el tema, aunque querían que fuera de película, se quedó en un videoaficionado super8. En su segunda canción, “El silencio de los corderos”, les permitió encontrarse con el público, pero no sería sino al final del tema. Cantan que los periodistas son ajuntaletras, rastreros, escoria de la prensa, farsante, chanchullero, que escribe al dictado del puto dinero; adiós al periodismo admirable. Ahora son hienas, bazofia carroñera de la prensa amarilla. Y poco a poco empiezan a poner nombre: identifican a Andrés Chaves como quien escribe al dictado de quien le paga; luego dicen que se deben al apellido o al publicista, que se arriman a escribir. Luego acusan al periodismo actual de disfrazar la noticia. Dónde está la prensa, se preguntan. Y dicen que Bermúdez dice que pide que hay que ayudar desde la prensa para que llegue a ser alcalde; cuando el periodista escribe cosas que no le interesa al político lo echan pues el político llama al director del periódico para que le corten los huevos… Y el periodista tiene que callar. Pero la canción gana enteros cuando, después de decir que en Fiestas se mete cizaña y sensacionalismo, se dice que son una panda de sinvergüenzas. Y cargan directamente contra Humberto Gonar, redactor de EL DÍA, al que acusan de enfrentar a los grupos y de sólo buscar lo malo en los grupos, a la vez que hacen un repaso por lo que ha escrito, con un ritmo frenético, una exquisita vocalización, arrollador… Toño Ramírez, director de Mamelucos, al estilo de Junior Alonso (Trapasones), se baja del escenario y va dar con el periodista, al que le entrega una papelera con sus crónicas. Rematan la canción, sensacional en esa parte, diciendo que están sólo para una credencial. Mamelucos, única murga hasta ese momento que se atrevió a cerrar su actuación con una crítica. Con un primer tema flojo y un segundo tema con final muy fuerte, Mamelucos puede tener el consuelo de haber hecho una buena actuación en la final. Sin más.

La Traviata.- En el ecuador de la gran final de murgas llegó La Traviata, desde El Toscal. Su estilo, muy claro y definido sin devaneos hacia la crítica, como Triqui este año; o hacia el humor, como intentó en su primer tema Mamelucos. Sabiendo que La Traviata presta su voz a las letras de José Antonio González, “El Flaco”, era necesario cómo despedía este año al alcalde, el mismo que recibió en la plaza de Toros. Su primera canción, “Antología del disparate”, una letra bien argumentada que se atreve a incorporar humor, como que Oñate y Bermúdez tienen sitio en La Palma porque están buscando a dos enanos. En su repaso por lo que ha hecho Zerolo en este tiempo, recuerdan la situación de Las Teresitas, con sátira hablan del parque marítimo, o del duelo al sol de Cristina Tavío y Llanos, para cerrar el tema desgranando el “caso facturas”. Equilibrio de voces, vocalización y calidad de letras. Su segundo tema, más comercial si cabe, “Tres novios y un funeral”. Cuentan la experiencia de la mujer de un murguero; de un controlador y de un diputado. En la parte del murguero, desgranan magia murguera, al hacer su particular diccionario: un letrón que te cagas es lo que se dice que es una buena letra; un levantaplazas, parte final de una canción con final fácil para levantar al público; y golpazo: lo que la gente dice que es una persona obesa, en las murgas se dice: Humberto Gonar. Luego viene la novia del controlador, que “el pobre” ya no tiene sueldo para comprarse el estadio; o la mujer de un diputado, reprochando, siempre desde la sátira, que tengan una pensión vitalicia. Lo mejor, la recriminación que le envían a Zapatero, con silbo gomero… y como dice la murga: “búscate ahora un traductor”, invitación al presidente del gobierno. Y terminan con un réquiem a la cola de las entradas, gracias a que ahora manda internet. Y suben, con la parte más fácil de sus letras, al recordar que las entradas no cuestan nueve euros, sino que tienen comisión. Su equilibrado repertorio la coloca hasta ese momento en una murga con opciones de premio.

Diablos Locos.- En quinta posición subió al escenario Diablos Locos, que a punto estuvo de quedarse fuera después de la reclamación porque Tomy, el nieto de Carby, de 14 años, subió en fase engrosando la fila, y ese privilegio sólo se reserva a los mayores de 18 años. Aún así, Maxi, el director, dio las gracias por los apoyos recibidos. A esta fecha, ya no sólo era el público de Tribuna sino también el de Herradura el que criticaba que no se entendía. El primer tema de los trónicos, “Los canteritos”, la respuesta de Diablos Locos a Serenquenquenes, primer premio de Las Palmas del año pasado –precisamente hoy podrían revalidar su récord–. Hablan de las diferencias que hay en las carreteras. Como Los Serenques hacían con sus manos la uve invertida cada vez que se referían al Teide, ellos hicieron lo mismo en su respuesta cuando hablaban de que iban por Charco del Pino a comprar pollo a bar Los Pintos, y vieron una vespino… De ahí hablan de los socavones en la carretera de San Andrés, donde caben los huevos de tantos políticos, y hasta del ministro de Fomento, para hacer gags, como el limpiacoches. Hacen referencia a que Saavedra es el reclamo de Las Palmas al turismo gay. Tiembla la vocalización cuando juegan con los términos de Las Palmas: charanga, chiringo, asadero… La mejor parte, su viaje a los directores de Chancletas o de Senrenquenquenes, “que parece un chupete Koyac encarnado en pitufo”, o a Junior Alonso, de Trapasones, un chulo prepotente y un “tocacojones”. Terminan desinflados: mi vida es ser canarión. Su segunda, “Escola brasileiro a diablita do capoeira triago samba y movisao que te quedas asustado”. Este tema no tiene ni pie ni cabeza. Es un rebumbio en el que salen a divertirse. El tema se aproxima bastante al estilo simplón de las canciones de Triqui, pues juegan en exceso con coreografía y aportan bastante poco en el contenido. Dicen que hacen capoeiras, sacan a una escuela de samba, que mezclan con su particular grupo de varones comparseras. Introducen golpes de humor con la manuela, dicen algo de Ángel Llanos e Hilario, pero no se entendió y pareció que musicalmente se rompieron. Decepceión. Parecían no optar a premios. Hasta ese momento, Bambones, a años luz, y La Traviata. Estaba abierto el pódium.

n Ni Pico-Ni Corto.- Encarrilando ya las últimas actuaciones llegaron los chicos de Félix Padilla. Hay que felicitarlos, de corazón –como su chicharrero–, por respetar la versión original de su pasacalle, un orgullo para todo murguero. Tras su “paseando por las calles de El Toscal”, su primer tema: “Pido la palabra”, una letra con una idea sensacional. Apuestan por romper el protagonismo que siempre capitalizan Tenerife y Gran Canaria y se convierten en “La murga del mar menor”, en el que hace un recordatorio a todas las murgas que existen en las islas menores. Pero ya su ejecución tiembla cuando dicen que la Tele Canaria sólo se preocupa siempre por lo que ocurre en las islas grandes, a la vez que recuerdan que se han cargado la “Bodega de Julián”. Son brillantes, aunque reiterativos, cuando recriminan a Gran Canaria que ha copiado Los Indianos. Terminan recordando que son canarios. Pues vale. Segundo tema de ejecución acorde al motivo elegido. Son “Los que nunca mienten”. Se convierten en borrachos y denuncian cómo son nacionalistas y celebran el mundial; luego, borrachos, llaman hermanito al canarión, recuerdan el recorte de la subvención, y el golpazo llega cuando dicen que la final se ha convertido en “Mira quién baila”, con tanta puesta en escena. Y dicen, “si me puntúan la letra, es que la hemos cagado”. Sensacional el toque de realidad. Perdón, de humor. Y terminan preguntándose cómo Shakira vende tantos discos cuando no se le entiende nada, y proponen un juego al público, cantar a, e, i… A punto estuvo más de uno de dormirse; menos mal que llegó su chicharrero que inundó el estadio. La banda sonora del recinto cantada por la propia Ni Pico, en su versión de la original “Chileno de corazón”. Quizás le faltó más fuerza para optar a premio, pues las letras tenían calidad.

n Tiralenguas.- Ganadores del año pasado en el Norte, bajo la dirección de José Antonio Vera, celebran 20 años en el Carnaval. En su tercera vez en la final de la capital del Carnaval, arrancaron con un mágico pasacalle. En su primer tema, “¿Informados por quién?”, fue una sucesión de estrofas escritas con las bilis y ensayadas durante seis meses, lo cual tiene un mérito importantísimo. Arremeten contra los periodistas, cuestionando la imparcialidad de los periodistas, que dicen que los manipulan a diario, tanto la prensa, la radio como la televisión. Cuestionan la imparcialidad de los directores de medios y la profesionalidad de los periodistas. Arremeten contra el Gobierno canario por la creación de la Tele Canaria y dicen que la creó para enchufar a sus colegas. Luego recuerdan el reportaje de Cuatro, rechazando que el Carnaval de Tenerife sea “sexo y borrachera”, para luego arremeter contra Humberto Gonar, un murguero frustrado, asegurando que es un periodista incompetente y que va de sobrado. Y dicen que el año pasado sacó un poco de texto sobre la final del certamen del Norte y luego le dedicó una página al veredicto del jurado, que fue manipulado, y que los convirtió en ganadores. Eso no lo dijeron. Siguen con “Hotel o tal”, una canción en la que cuentan los personajes que observa el vigilante de la playa. Lo mejor, cuando dicen que los que están echados en la piscina se parecen a los que trabajan en el ayuntamiento. Luego proponen una adivinanza, y parece que se atreven a llamar “cornudo” a Paulino Rivero, pero no se les entiende. Siguen con Ángel Llanos, Oñate y Sara Carbonero. La falta de dicción impidió disfrutar de la letra. El sonido, según el público de Herradura, era pésimo, y, con el peso de las horas y según descendía la calidad de las murgas hizo que a la una y media, cuando sólo quedaba Triquikonas por actuar, sólo estuvieran ocupadas las sillas y salpicadas las gradas.

Triquikonas.-
¡Sorpresa! Fueron las últimas y demostraron que no iban de relleno a la final, ni siquiera que su premio era estar en el Heliodoro, pues plantaron cara con un “pasodoble femenino” y un divertidísimo y genial segundo tema. En su arranque, “El que recorta y recorta se lleva la mejor torta”, hicieron un repaso por la retirada de las subvenciones municipales, que se han “mamado” las entradas del estadio, el abuso a menores, que “Lanzarote se ahoga si caen cuatro gotas”, piden que “los jueces se pongan a currar”, que no funcionan las alcantarillas, lo que se han gastado en los pinganillos para la traducción en el Senado al catalán, los coches oficiales de Rivero, etc. Muchos altos y bajos, pero sonaron bien. Su joya, sensacional, fue “Ahora que pasé a la final, chiquita gala me voy a mandar”. Con buenas voces y mejor vocalización, arremetieron contra el director, Sergio García, que ya está cansado. Pero lo mejor fue cuando hicieron su gala, subiendo a una joven con una palmera que recrimina a la gente que destrocen las playas; otra chica aspirante a reina, vestida de traje de gala, porque representaba a “los cuatro cachanchanes que organizan nuestro Carnaval”, y para terminar una crítica a los trajes carrozas. Muy bien. Con méritos para dar un susto.