Lejos de las acciones de los planes de barrio, Chimisay Alto ha discurrido a lo largo de sus tres décadas de historia con la acumulación de carencias, hasta el punto de que sus vecinos denuncian que el "abandono es más que absoluto". En múltiples sitios de sus más de 40 bloques aún quedan patentes los restos del temporal del pasado 1 de febrero, con muros abatidos por el agua que no han sido reconstruidos y cuyos escombros esperan en los jardines, además de zonas donde cada vez que llueve se acumula el agua sin posibilidad de que los habitantes de estas viviendas puedan salir o acceder a ellas.

Los representantes de la asociación de vecinos Aceviños consideran que en este barrio "llueve sobre mojado", pues no se explican que, "pagando como pagamos los mismos impuestos que otros vecinos de la capital, tengamos unos jardines abandonados, no dispongamos de rampas de acceso para personas discapacitadas o los muros y aceras estén prácticamente levantados".

Señalan que las zonas ajardinadas necesitan de una poda urgente, sobre todo las palmeras que están más próximas a las viviendas, pues explican que hay varios ejemplares que están inclinadas y que tocan con las paredes de los bloques, "por donde trepan las ratas que luego acceden al interior de las casas a través de las hojas". No obstante, señalan que este problema tiene difícil solución, "pues como son palmeras canarias, la excusa es que no se pueden tocar, pero, como mínimo, se podría podar", insisten los representantes vecinales.

Además, recuerdan que a raíz de las obras que se están realizando para acondicionar el muro del colegio, que fue derribado durante las últimas precipitaciones torrenciales en la capital, que "el agua no la deriven ahora hacia las viviendas, pues en febrero pasado, con motivo de la inundación del centro educativo, todos los escombros y el lodo fueron a parar a la parte trasera de los bloques".

En el barrio, que está compuesto por 53 bloques de viviendas y unas 4.000 personas residiendo, se sienten "abandonados de una forma histórica", pues aseguran los representantes de Aceviños que "no se nos hace caso para nada, salvo algún remate o una chapuza, pero nada más", algo que, dicen, "a nosotros no nos entra en la cabeza, pues cuando se hizo el plan de barrios nos quedamos en medio, junto a Chimisay Bajo. Será que no les gusta el nombre", ironizan.

Señalan que "aquí tenemos impuestos de primera, pero los servicios son de tercera", y donde uno de sus grandes problemas son los accesos a las viviendas, que no disponen de rampas para el día a día o en caso de alguna necesidad médica, puesto que no pueden llegar a los bloques las ambulancias. Sin embargo, hay cierto temor a la instalación de rampas, pues algunos de sus habitantes creen que "lo único que traerían es el paso de motos por el lugar".

Además, en la última década no se ha realizado ninguna labor de mantenimiento de las fachadas, y denuncian el estado del parque infantil y las instalaciones deportivas, sin elementos para el juego como portería o aros.