Con el retraso habitual, marca de la casa del Ayuntamiento de Santa Cruz, el Pleno extraordinario celebrado ayer aprobó el proyecto de presupuestos para 2010 con los 18 votos a favor de CC, PP (incluido Alfonso Soriano) y CCN, los 7 en contra del PSC y las dos abstenciones de Ciudadanos de Santa Cruz. La aprobación de una cuentas de 181 millones para el consistorio capitalino (un 3,13% menos que el de 2009) llegó con cuatro meses de retraso pero cumpliendo el pronóstico esperado tras la reedición del pacto entre CC y PP.

El edil de Economía y Hacienda, Jaime Hernández-Abad (PP), inició su discurso con un "hoy es un día importante para Santa Cruz", por aquello de intentar hacer sentir mal a los concejales que decidieran oponerse a las cuentas, e intentó mostrarse seguro ante un presupuesto que fue confeccionado por su antecesor en el cargo durante siete meses, José Alberto Díaz-Estébanez, al que no nombró durante su intervención. Craso error que le sería recriminado, de manera sutil, por el efímero edil de Hacienda.

Después de una lección práctica de estadística macroeconómica para fundamentar el descenso de los ingresos del consistorio en torno a un 20%, el edil popular destacó que el proyecto de presupuestos contara con todos los informes favorables y que fueran unas cuentas equilibradas que priorizan el gasto social y que "no hipotecan el futuro".

A la intervención de Ignacio González (CCN) para explicar su voto favorable debido a que el proyecto cumplía con la estabilidad presupuestaria y a que aumentaba en un 18,5% la partida destinada a Asuntos Sociales, llegó la verdadera prueba de fuego para Hernández-Abad. El portavoz socialista, José Ángel Martín, reprodujo su crítica al presupuesto fundamentada en las tres "íes": "irresponsable" por haberse aprobado con cuatro meses de retraso debido a las luchas internas para reeditar el pacto (con referencia incluida al "defenestrado" Ángel Llanos); "incomprensible", por la falta de talante negociador con la oposición demostrada por el sucesor de Díaz-Estébanez tras conseguir la cifra mágica de las 14 actas de concejal que otorgan la mayoría, e "irreal", por contemplar estimaciones de ingresos superiores a las previsibles, según reza el informe de la Intervención general.

El portavoz de CC, José Alberto Díaz-Estébanez, contemplaba el debate con cara de "¡ay, Dios mío lo que hay que aguantar!" y unas mal disimuladas ganas de responder al socialista, sobre todo cuando tachó de "mentiroso" al edil de Hacienda después de que éste dijera que había intentado reunirse con él para debatir el presupuesto.

No se defendió del todo mal un Jaime Hernández-Abad que va adquiriendo galones y que tuvo que soportar las miradas de Llanos y Díaz-Estébanez, y las de Fernández Vega y Oñate; unos imaginando cómo habrían respondido ellos y los otros escudriñando su discurso por si incumplía en algo el guión. "Míreme a los ojos y dígame si no tiene mensajes míos en el móvil", soltó un indignado Hernández-Abad, antes de concluir que el 70% de las enmiendas del PSC eran irrealizables técnicamente. Por supuesto, José Ángel Martín le aguantó la mirada y siguió en sus trece.

Llegados a este punto, la refriega se extendió. La portavoz del PP, Maribel Oñate, recriminó a Martín sus palabras hacia Llanos y dijo que sobre esas "cosas domésticas" los socialistas hablaban por experiencia propia (que se lo digan a la ex portavoz Gloria Rivero). Por su lado, Díaz-Estébanez criticó la "puesta en escena" del PSC y Guillermo Guigou levantó la veda sobre la falta de un plan de auditorías sobre el presupuesto.

Por el camino, Zerolo matizó a su portavoz y estuvo a punto de interrumpir por dos veces al del PSC. Todo muy de andar por casa en el Ayuntamiento de Santa Cruz.

Huelga de hambre por una ayuda

Tres personas iniciaron ayer a las puertas del Ayuntamiento de Santa Cruz una huelga de hambre como desesperada medida ante sus situaciones personales. María Dolores Pereila y su marido Modesto Alcántara, de 36 y 39 años respectivamente, forman, junto con sus dos hijos de 20 y 16 años, un núcleo familiar en el que no entra ningún tipo de ingreso desde hace ocho meses, cuando Modesto y su hijo mayor, trabajadores del sector de la construcción, se quedaron parados y sin derecho a percepción alguna por faltarles un mes de cotización. A partir de ahí, su vida no ha hecho sino empeorar; incluso, se les llegó a cortar el suministro eléctrico por impago. Por su parte, María Dolores Castro, de 51 años, sustenta en su casa a sus dos hijos y una nuera que podrían verse en la misma situación en escasas semanas. Todos ellos, vecinos de El Sobradillo, sólo quieren reivindicar que el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, les reciba para poder contarle la situación que están viviendo porque desde el área de Asuntos Sociales no les han resuelto nada. "No queremos vivir de los servicios sociales porque estamos comiendo gracias a ONG como Siglo XXI de Anaga", reivindican. Asimismo, explican que lo único que quieren es poder trabajar: "Sólo queremos que nos den una pequeña ayuda hasta que logremos conseguir un puesto de trabajo".