A escasos metros de la céntrica plaza de España, y justo enfrente del Palacio Insular, sede del Cabildo, en una zona ajardinada del perímetro del puerto tinerfeño, algunas personas sin hogar se han pertrechado con sus enseres, convirtiendo este rincón en su inmerecido hogar provisional.

Este campamento temporal, confeccionado a base de toldos de plástico y enseres que han sido recogidos a lo largo de la geografía de la ciudad, conforma la estampa cotidiana con la que miles de ciudadanos se tropiezan, además de ser la primera imagen con la que Santa Cruz recibe a los miles de cruceristas que cada semana arriban en lujosos cruceros, pues están a escasos metros de la puerta de entrada a Santa Cruz.

Ropa tendida, bolsas de plástico, cartones, restos de comida o recipientes de bebidas dan forma a este céntrico asentamiento chabolista, del que no son responsables sus propios protagonistas, pues la existencia de este tipo de espacios demuestra que en esta sociedad hay algo que no marcha bien y que las diferencias son más que evidentes, comentan los transeúntes.

Esta imagen no dejaría de ser menos dura si se encontrara en otro sitio de la ciudad, pero es visible desde vías tan transitadas como la avenida Francisco La Roche o la de servicio del Muelle de Enlace, desde donde sus moradores también observan las diferencias que los ubican a ellos.